Profesora Adela Cortina, ¿cómo nos reconciliamos con el término compasión, las personas que apostamos por la profesionalización y la calidad en los servicios sociales?

Durante los días 27 y 28 de noviembre se ha celebrado en Madrid el 32 NEC Forum de los Consejos Nacionales de Bioética. El primer día se celebró una Mesa de Debate sobre DESAFÍOS PARA LA ÉTICA EN LAS DESIGUALDADES EN SALUD, moderada por Leonor RUIZ SICILIA, Presidenta del Comité de Bioética de España, y en la que participaron las siguientes personas ponentes:

  • Adela CORTINA, Profesora Emérita de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, España
  • Maria DO CÉU PATRÃO NEVES, Presidenta del Consejo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida (CNECV), Portugal; Miembro del Grupo Europeo de Ética en la Ciencia y las Nuevas Tecnologías (EGE); Experta en ética para la Comisión Europea.
  • Luisa BORGIA, Presidenta del Comité Nacional de Bioética de la República de San Marino, Miembro del Comité Directivo de Derechos Humanos en el ámbito de la Biomedicina y la Salud (CDBIO), la Universidad Politécnica de Las Marcas.
  • José Javier SÁNCHEZ ESPINOSA, Director General de Inclusión Social de Cruz Roja España.

El contenido de las diferentes intervenciones suscitó un gran interés para mí, pero mi foco de interés estuvo principalmente en la primera de las ponencias, a la cual dediqué una de mis últimas entradas de blog (la puedes consultar AQUÍ).

Adela Cortina es una figura destacada en el ámbito intelectual, con una prolífica trayectoria en la ética y la filosofía política. Su enfoque en la ética del discurso y la ética aplicada le ha valido reconocimiento internacional y sus contribuciones son altamente valoradas en la comunidad académica.

Durante este encuentro con Adela Cortina, tuve la valiosa oportunidad de plantearle un par de interrogantes que me surgieron, a raíz de su intervención. Quiero compartir ahora la primera de las cuestiones que le planteé, cuya respuesta por parte de Cortina resultó sumamente interesante para mí. La segunda pregunta será abordada en una próxima entrada de blog.

La primera pregunta que planteé a la profesora Cortina fue en referencia a la Compasión, sobre la cual buscaba comprender más a fondo su concepto y su importancia en nuestra sociedad. La profesora Cortina compartió su perspectiva sobre la compasión como una virtud fundamental que nos conecta con la humanidad y nos impulsa a actuar de manera solidaria y empática hacia los demás.

LA PREGUNTA: Por lo general, en el ámbito de los Servicios Sociales no suele gustar mucho el empleo del término Compasión, ya que se asocia al Voluntarismo y a la Caridad, lo que parece confrontar con la dimensión de los Derechos. Sin embargo, tanto usted -Adela Cortina- como el Dr. Joan Canimas, utilizan en su discurso el término Compasión. En concreto Canimas dice que la Compasión es ir al encuentro del otro, de manera genuína. Entonces, y aquí viene mi pregunta:

¿Cómo nos podemos reconciliar con el término Compasión las personas que apostamos por la profesionalización y la calidad de la intervención social en los servicios sociales?

Respuesta de Adela Cortina

Esta pregunta me la hacen muchas veces, es muy clásica, porque las personas suelen entender por Compasión la tolerancia o simpatía con la que «los de arriba» miran a «los de abajo», con una especie de superioridad (yo te miro, y te admito, pero yo soy superior), y recuerda Adela Cortina que esto no es compasión. Esto es creerse superior a otros, lo cual es un error de bulto, pues no hay nadie superior a otro; y cuando nos convenzamos de esta realidad de que nadie es superior a otro, pues habremos ganado mucho. Entender la compasión en este sentido -como digo- es un error.

La Compasión no es estar regocijado con lo que uno tiene y diciendo: «fíjate si soy buena persona que te doy algo y te miro…«, pero eso no es compasión. Pero además se confunde con la caridad, que es una palabra muy bonita porque quiere decir amor. Es decir, que si nos ponemos a hablar de etimologías, y hacemos las cosas bien, caridad quiere decir amor, y eso no está mal. Pero si la gente lo que quiere entender por caridad -mal entendido- es limosna, entonces hablemos de las cosas como hay que hablar. La limosna, y aquí traigo al recuerdo aquella maravillosa novela titulada «La compasión peligrosa» que dice que existen dos clases de compasión:

  • una compasión que es la que se quiere deshacer de esa impaciencia del corazón, que te hace ver a la gente que sufre, y quieres perderla de vista cuanto antes; entonces es una impaciencia del corazón, de quitártelos de encima…, y entonces les das unos centimitos y te vas desesperado. Eso es la limosna, pero no es la compasión verdadera.
  • una compasión verdadera es la que está con el que sufre hasta el final, e incluso más allá del límite. Se interesa genuinamente por quién sufre.

Cortina explica que los seres humanos, mucho antes de establecer contratos políticos, mucho antes de establecer contratos económicos, tenemos un lazo unos con otros, nos reconocemos unos a otros como personas, y desde esa perspectiva, es la que -cuando alguien se plantea su proyecto de felicidad- dudo mucho de que sea un proyecto de felicidad humano si no pasa por ese compromiso con el que sufre, y ayudarlo a salir de ahí. En este sentido, dice Adela Cortina, entiende ella la compasión.

No somos individuos aislados unos de otros, eso es un error de bulto, vuelve a remarcar Cortina, somos personas en diálogo, somos personas en relación, nos hacemos unos con otros, y nos reconocemos mutuamente, incluso cuando hablamos. Entonces, ese reconocimiento mutuo es la base de darse cuenta de que, mi felicidad no puede serlo plenamente, si no pasa por apoyar al otro que está en una mala situación, a salir de ella. Yo lo pondría como un componente de la felicidad, que tenga un verdadero sentido humano. Esto sería padecer con el otro, y comprometerse a salir adelante.

En este sentido, no se trata solo de mantener unos servicios sociales, que es una cuestión muy importante. Quiero decir, mantener unos servicios sociales es fundamental, pero también hay una forma de mantener los servicios sociales sin implicarse directamente: por ejemplo. puede hacer una donación o puede pagar los impuestos, y está ayudando a mantener los servicios sociales y está muy bien. Pero el que compadece, es el que efectivamente toma partido, se pone al lado del otro y le ayuda a salir de ahí.

Tampoco estaría nada mal que las organizaciones y las instituciones fueran un poco compasivas, pero, lo propio de ellas es la JUSTICIA. De este modo, Adela Cortina entiende que son complementarios estos dos valores: la justicia y la compasión.

El autor que escribió el primer tratado sobre el socorro a los pobres fue el valenciano Juan Luis Vives, que hizo un estudio que algunos consideran como una referencia del Estado de Bienestar, o del Estado de la Justicia. Lo que decía Juan Luis Vives es que «es cosa de la ciudad, encargarse». Claro que las gentes de buen corazón ayudan, tienen que hacerlo. Pero es una cuestión de la ciudad, y lo otro es una cuestión de las instituciones y del Estado; por eso tienen que haber unos servicios sociales, y unos trabajadores sociales que dependen del Estado (profesionales de referencia en servicios sociales).

Por tanto, con esta respuesta doy por finalizada esta entrada de blog, con las brillantes manifestaciones de la querida profesora emérita Adela Cortina. En sus palabras, la profesora Cortina nos invita a reflexionar sobre la importancia de la compasión en nuestras vidas. Nos recuerda que la ética no solo se limita a un conjunto de normas y reglas, sino que implica una actitud de responsabilidad y compromiso con los demás.

Además, la profesora destaca la necesidad de fomentar una ética del cuidado, que considere la importancia de las relaciones humanas y el respeto hacia los demás seres vivos. Nos insta a reconocer la interdependencia que existe entre todos los seres y a trabajar juntos para construir una sociedad más justa y solidaria.

Sus palabras nos inspiran a ser mejores personas, y a construir un mundo más ético y más justo para todas las personas.

Notas tomadas por Inmaculada Asensio Fernández, Directora de la Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía,

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