La sospechosa desaparición de profesionales del Trabajo Social en el Sistema Educativo. Quién sabe dónde.

https://www.eldiario.es/vertele/noticias/paco-lobaton-desvela-ocurrio-mitico_1_7480830.html

El Trabajo Social en el Sistema Público de Educación necesita un milagro para evitar el terrible desenlace al que apuntan las pruebas detectadas en este contexto: desaparece sin dejar rastro.

Esta profesión de la que hablamos, el Trabajo Social, ha estado infra-representada en el Sistema de Educación de Andalucía, pues el número de profesionales de esta categoría ha sido siempre escaso, en las ocho provincias. Pero, además, las plazas de las personas que se van jubilando, se van desdotando.

Aquí empieza el drama.

La igualdad, el bienestar y la justicia social debería estar presente en las diferentes etapas evolutivas del ser humano, sobre todo, en las que son vitales para su desarrollo y convivencia como seres sociales: el centro educativo. Por este motivo es tan importante contar con la figura profesional del Trabajo Social en Educación.

En Almería, tradicionalmente se ha contemplado la figura de Trabajo Social en Apoyo a personas Adultas, en el Centro de Educación Especial Princesa Sofía, y en 3 de los Equipos de Orientación Educativa (en adelante E.O.E) para esta provincia almeriense:  

  • E.O.E. Alcazaba.
  • E.O.E. Mónsul.
  • E.O.E. Urci. 

Históricamente, en esos tres E.O.E han estado trabajando tres Trabajadoras Sociales a las que, las que somos algo veteranas, hemos conocido muy de cerca. Las dos primeras se jubilaron (la última de ellas el 1 de febrero de 2023), y la tercera se trasladó a trabajar a otro Servicio de la Junta de Andalucía (concurso de traslados).

En la actualidad, se han cubierto 2 de esas 3 históricas vacantes, ya que la tercera ha sido desdotada por la Delegación Territorial de Educación de esta provincia. Además, parece que, conforme se vayan jubilando, se van a ir extinguiendo (esto es lo que se comenta en diferentes foros profesionales, y nadie lo ha desmentido por el momento). Todo apunta a que el panorama se torna de malo a peor, en este sentido.

Quién sabe dónde

Parece que no se considera un perfil profesional necesario en el contexto educativo -el del Trabajo Social- y desde el Consejo Andaluz de Trabajo Social se está luchando para visibilizar lo que está sucediendo con las «extrañas» desapariciones de profesionales en este ámbito. No sabemos si estas averiguaciones tendrán algún fruto.

Según datos de la prensa local almeriense, durante los años 2018 y 2019, sólo en la capital almeriense, se registraron un total de 4.625 casos de absentismo, cuya mayor incidencia se sigue sufriendo en los barrios más desfavorecidos, como La Chancha-Pescadería, El Puche, Los Almendros-Piedras Redondas y El Quemadero-Fuentecica. Estos barrios representan el 50% del total de las cifras de absentismo, lo cual merece un tratamiento especializado.

Las situaciones de problemática familiar y socio económica tienen una manifestación clara: las cifras de absentismo escolar.

Podemos hablar de absentismo cuando una persona alumna de entre 6 y 16 años de edad, que es la franja que hasta ahora ha abarcado la educación obligatoria, falta a clase durante varios días sin razón justificada. En el caso de la Educación Primaria, se considera que existe una situación de absentismo cuando el alumno deja de asistir a clase sin justificar durante 5 días en el cómputo de un mes, y en el de Educación Secundaria, cuando las faltas de asistencia injustificadas se prolongan durante 25 días.

Dentro de las funciones que presenta el Trabajo Social en el ámbito de la Educación, se encuentra proporcionar asesoramiento y apoyo técnico al profesorado y a los centros educativos, para ofrecer respuesta educativa ajustada de forma prioritaria a la atención de la diversidad, entendida en su sentido más amplio. Debemos tener en cuenta que no todas las personas gozan de las mismas oportunidades, incluso desde su nacimiento, y esto se pone de relieve en el contexto escolar.

El desarrollo de la Escuela Inclusiva requiere de la incorporación de figuras profesionales que se constituyan como facilitadoras de itinerarios de resiliencia, que puedan atender las necesidades que presenta el alumnado para el correcto afrontamiento de las situaciones de discapacidad, absentismo, bullying, violencia de género en etapas escolares, consecuencias de los movimientos migratorios, precariedad económica y problemas familiares diversos, siempre con repercusión en la dinámica de funcionamiento en el entorno educativo y respecto al rendimiento en clase.

Pero estas situaciones son sólo una muestra de toda la variabilidad de situaciones de vulnerabilidad y desventaja que se pueden dar en contextos escolares, y sobre las que el Trabajo Social como profesión tiene mucho que decir. Sin embargo,

Quién sabe dónde

La importancia de contar con un/a profesional de Trabajo Social en los Equipos de Orientación Educativa también radica en su capacidad para establecer líneas directas de coordinación con otros sistemas de protección social con los que se relaciona (salud y servicios sociales). De este modo facilita las posibilidades de inclusión educativa de todas las personas, trabajando por y para su bienestar, desde dentro y hacia fuera, de forma integral. 

Al colaborar estrechamente con otros perfiles profesionales y sistemas de apoyo, el trabajador social escolar puede garantizar una red integral de cuidado y atención para estudiantes, abriendo puertas a oportunidades educativas que, de otro modo, podrían estar fuera del alcance de algunas personas, para promover un entorno educativo inclusivo, equitativo y de apoyo para todos los estudiantes, independientemente de sus circunstancias individuales.

¿Acaso pueden los servicios sociales comunitarios asumir estas funciones, o se espera que lo hagan otro tipo de profesionales?

Quién sabe dónde

Estas desapariciones son preocupantes, ojalá se resuelvan con pericia y olfato investigador, por el bien de todas y todos.

Inmaculada Asensio Fernández

Deja un comentario