Las palabras de Icíar Bollaín sobre el acoso que sufrió Nevenka Fernández

Este relato está redactado intercalando las propias palabras de la directora de cine Icíar Bollaín sobre el caso de Nevenka Fernández, recopiladas -con boli y papel en mano- durante su entrevista en el programa Carne Cruda. Sus palabras nos permiten comprender cómo funciona el acoso, y nos acerca de manera profunda a la experiencia subjetiva de acoso que vivió Nevenka, mientras intentamos entender mejor cómo funciona esta forma tan cruel de violencia psicológica y laboral.

Poco a poco, sin apenas notarlo, Nevenka Fernández cayó en la tela de araña que le tendió su acosador. Al principio, no fue un ataque directo, no. Como explicó Icíar Bollaín, «el acoso no es un ataque, porque un ataque todos lo entendemos y te puedes defender más o menos«.

El acoso es más bien un goteo lento, sutil, pero constante.

«Empieza con una broma, con un comentario, un silencio, una mirada helada, luego una sonrisa…»

Y, sin que Nevenka lo advirtiera, la red se fue tejiendo alrededor de ella, hasta atraparla por completo.

Un día, él era su amigo; al siguiente, la rechazaba. «Soy tu amigo, y luego de repente ya no soy tu amigo», expresa en la entrevista Icíar Bollaín al describir cómo el acosador confunde y manipula a la víctima. El entorno de Nevenka, en lugar de intervenir, la observaba en silencio, sin dar la mano que tanto necesitaba. «Parte de la historia de Nevenka Fernández es lo sola que se quedó», apuntó Bollaín, recordando la crueldad de aquella soledad.

Hoy en día, el acoso laboral sigue ocurriendo porque, como señaló Icíar en el caso de Nevenka se dieron el acoso sexual y el acoso laboral. En ese goteo constante, la autoestima de Nevenka fue erosionándose. «Va minando la psicología de la persona», explicó Icíar, detallando cómo el acoso cala hondo en la psique del ser humano. Lo que más necesita una víctima no es simplemente ser fuerte, sino que el entorno actúe. Como dijo Bollaín, «hablar antes, proteger, ir, arropar a la persona que está sufriendo un acoso» es fundamental para hacer verdadera justicia.

«El acoso laboral existe porque hay impunidad, y porque la gente se tiene que quedar en su puesto de trabajo, son las habichuelas».

Nevenka no tuvo ese apoyo en su momento. «El ‘yo sí te creo, hermana’ es la reacción a la manada, esto no lo tuvo Nevenka», subrayó Icíar, resaltando el cambio social que ha surgido en los años posteriores. Sin embargo, es nuestra responsabilidad, como sociedad, tender la mano cuando veamos a una víctima, incluso si tenemos dudas. Porque solo cuando la víctima encuentre el respaldo que le faltó a Nevenka, podremos empezar a hablar de justicia, sí, también de justicia social.

Para Nevenka, el dolor fue tan profundo que tuvo que marcharse de España. Emigrar fue su manera de buscar un espacio donde sanar sus heridas, donde reparar su vida después del tormento. Aunque Nevenka sigue considerándose española (eso le dijo recientemente a Ana Pastor en una entrevista por el estreno de la película que cuenta su historia), seguro que cuando pone un pie en este país, y más en su Ponferrada natal (si acaso lo ha hecho en estos 20 años), vuelven a aparecer las viejas heridas, aunque ya no supuren, para recordar aquello que sucedió, para protegerla ante la posibilidad de volver a pasar por una experiencia similar, que en su caso no ha sucedido. Ese dolor se fosiliza bajo capas de tiempo, pero la cicatriz se queda.

Sin embargo, lo más importante de la historia de Nevenka es su capacidad de lucha y superación. Hoy, su historia es un ejemplo poderoso, un legado para muchas mujeres que sufren lo mismo o algo parecido. Nevenka se ha convertido en un faro de esperanza y fuerza para aquellas personas que enfrentan acoso y violencia. Aunque su experiencia fue dolorosa y profundamente traumática, ella ha logrado transformarla en una historia de resiliencia que inspira a otras personas.

Nunca me cansaré de decirlo:

Gracias, Nevenka Fernández, por tu fuerza y valentía, por haber dado el primer paso al frente y colocarte en la primera línea de batalla. Nos has permitido ver de cerca el recorrido y los efectos devastadores del ácido corrosivo de todos esos Ismaeles Álvarez que siguen acechando en las sombras.

Tenemos un caso concreto, con un nombre, un rostro, una historia… la tuya. Para mi eres una fuente de inspiración.

Inmaculada Asensio Fernández.

Fuente: Entrevista a Icíar Bollaín en Carne Cruda

Deja un comentario