La utopía en el horizonte sirve para caminar

«Ella está en el horizonte –dice Fernando Birri–. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.

Eduardo Galeano (1989). El libro de los abrazos. Siglo XXI Editores.

La vida es un continuo fluir que no se detiene por nada, ni por nadie. En su movimiento eterno podemos encontrar sentido a nuestra existencia, pues el único objetivo y mérito medianamente aceptable en esta vida es simplemente VIVIRLA.

Para llevar a cabo esta encomienda, la de la vida, la utopía es esa motivación interna que surge de mirar hacia el futuro, nuestros proyectos y aspiraciones, sin descuidar el importante valor de la responsabilidad.

Responsabilidad sin amor es una penitencia; pero responsabilidad con Amor se traduce en cuidados. No hay deuda en el acto de cuidar de quiénes amas, ni tampoco hay deuda en cuidar afectivamente de las personas que podrían formar parte de tus afectos en el camino de la vida… a estas últimas las llamaremos prójimo.

Cada paso que vamos dando hacia esa utopía que se dibuja en el horizonte, según la mirada de Galeano, nos transforma y nos enseña, por tanto, nos hace madurar. Hay despedidas y bienvenidas. Hay entradas y salidas. Hay errores y hay perdones. Hay fracasos y hay éxitos. Hay tormento y hay paz. Hay escasez y hay abundancia. Hay fealdad y hay belleza. Hay resentimiento y hay amor. Hay guerra y hay tregua. Hay pasado y hay presente+futuro. Hay fin-es y hay principio-s.

La utopía en el horizonte es ese estímulo que necesitas para levantarte cada mañana y para seguir caminando por el sendero escogido. Dale sentido al paseo, no des por sentado nada en la vida.

Inmaculada Asensio Fernández.

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