Imagina una niña cuyos padres andan ocupados en menesteres varios y jamás hallan hueco para dedicar palabras dulces y de aprobación a su pequeña. No hay momentos para los halagos ni las felicitaciones por las cosas bien hechas; tampoco para la atención plena y cómplice hacia su niña… Sus vidas están dominadas por otras fuerzas, … Sigue leyendo Tu valor te lo das tú