Algunas pinceladas sobre la tensión y el agobio:
Te despiertas con dolor de cabeza, después de pasar casi toda la noche sin dormir. El caso es que llevas así tres o cuatro días. Las preocupaciones sobre todo lo que tienes pendiente no te han abandonado ni una hora durante la noche.
¿Qué sucede y cómo lo afronto?
Identificar claramente qué es lo que te preocupa sería lo primero. Después cuestionarlo: ¿Es verdad?… Y -cómo no- nos queda sopesar lo positivo y lo negativo de todas las opciones disponibles y tomar decisiones, siempre desde la calma. Esta es la vida.
Qué hacer… ¿Esperar –como dice la frase- a que todo se coloque en su lugar para encontrar la paz, o encontrar la paz para que todo se coloque en su lugar?
Todo apunta a que lo mejor es lo segundo:
“Encontrar la paz, sea como fuere, y después esperar que todo se coloque en su lugar, con calma”.
Encontrar la paz requiere en muchas ocasiones de un retiro. Salir de la rutina, alejarse del mundanal ruido o conectar con un@ mism@, en soledad, con esa fuente de sabiduría interna que todos llevamos incorporada de serie.
“Escuchar el silencio en medio del ruido”.
De eso se trata. Escuchar el silencio. Si hay alguna respuesta sin duda tiene que surgir desde ese lugar.
Retírate. No des tantas explicaciones. Sólo sigue ese mandato interior que te aconseja ponerte a salvo, en esa zona neutra denominada zona de reflexión.
Esto no es una receta sin más. Es inteligencia emocional.
Inmaculada Asensio Fernández.