Se puede decir que pasado, presente y futuro conviven constantemente en la vida de las personas, como si de realidades paralelas se tratara. Esto es así porque del pasado es difícil desprenderse; el presente es lo que ahora atravesamos y el futuro es hacia lo que proyectamos nuestro propósito de vida, nuestro camino.
El PASADO sirve para ordenar el presente,
para rescatar miedos y recuerdos dolorosos que aún conviven con nosotros,
así como para rescatar recursos y experiencias de superación.
El pasado es muy útil para la evolución de la persona,
pero no para detenerse a nadar en él,
sino para tomar lo valioso y ordenar el PRESENTE.
El PRESENTE es todo lo que los seres tenemos,
Es lo único verdaderamente real, sin trampa ni cartón.
Es el aquí y ahora de la vida de la persona y de sus circunstancias.
En este presente nos jugamos todas las cartas que tenemos,
es donde debemos desplegar todos los recursos y habilidades que hemos ido aprendiendo y adquiriendo a lo largo del camino,
todo ello para procurarnos una vida mejor,
un FUTURO más organizado y liviano,
pero sobre todo más acorde a nuestro propósito original de vida.
Autora: Inmaculada Asensio Fernández.