Nota previa: para asegurar el anonimato y confidencialidad respecto a los hechos relatados, se han utilizado nombres ficticios, tanto en las personas descritas como en las localizaciones geográficas mencionadas.
Presentación del caso
Cayetana (53) y María (44) son dos hermanas que se encargan de atender a su madre Josefina (80), que se encuentra en situación de gran dependencia: encamada y dependiente para todas las actividades básicas de la vida diaria (ABVD). Josefina es atendida por sus hijas en el domicilio de éstas; Cayetana vive en Almería-centro, y María en la localidad de Fiñana. Las hijas se turnan en los cuidados de manera que cada 3 meses trasladan a su madre para atenderla en sus casas.

Imagen tomada de http://goo.gl/PW9HND
La atención que recibe Josefina por parte de sus hijas es inmejorable. Hay lazos de afecto muy fuertes entre madre e hijas, con lo que el nivel de compromiso en los cuidados es muy alto.
A pesar de que todas las circunstancias son favorables para los cuidados a la madre, Cayetana y María no tienen buena relación, y en ocasiones ésto genera malestar a Josefina, quién no sabe cómo apoyar a sus hijas en sus desavenencias y falta de acuerdo en algunos aspectos relacionados con la organización de los traslados de un domicilio a otro, así como en la gestión de sus ingresos económicos, en especial de la ayuda económica que percibe Josefina a través de la conocida como «Ley de Dependencia«, por encontrarse atendida en su entorno familiar.
Cayetana considera que al no estar trabajando ni percibiendo ningún tipo de subsidio económico (al contrario que María, que trabaja como maestra en un colegio) ella tiene más derecho a percibir la totalidad de la citada ayuda por cuidar a su madre. Por esta cuestión de percepción de legitimidad, Cayetana se ha dirigido a la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia para realizar un cambio de número de cuenta, de manera que sea ella la que reciba el dinero en una cuenta que ha abierto con su madre, figurando ella como autorizada y la persona en situación de dependencia como titular.
María, al enterarse de que su hermana ha realizado un cambio de número de cuenta sin contar con ella, que también es cuidadora, acude a la citada Agencia de Servicios Sociales y Dependencia y realiza otro cambio de número de cuenta, en la que sólo aparecen la persona dependiente y esta hija -María- como única autorizada. Al siguiente mes, al comprobar Cayetana que no le ingresan el dinero, acude a la Agencia de Servicios Sociales para preguntar qué ha pasado, y detecta que su hermana ha realizado un cambio de número de cuenta.
Ambas hermanas y cuidadoras son guardadoras de hecho de su madre, por este motivo pueden actuar en su representación para este tipo de gestiones, como lo es el cambio de un número de cuenta. En este sentido, Cayetana vuelve a realizar un cambio de cuenta sin tratar el tema con la hermana, y el personal técnico de la Agencia comienza a sospechar que las relaciones familiares son tensas, y que merece la pena realizar un trámite de audiencia a ambas cuidadoras para valorar lo que está sucediendo, lo cual puede llevar aparejada la revisión de la propuesta individual de atención de Josefina, y un cambio de modalidad de intervención o recurso.
Las hermanas acuden a la cita programada y son recibidas por dos trabajadoras sociales, ambas formadas como mediadoras familiares. Durante el transcurso de la entrevista, se percibe claramente que la relación entre ambas está deteriorada, y que ésta circunstancia podría afectar a Josefina. Sin embargo, también se percibe que para las hermanas la madre es lo primero, de manera que incluso anteponen su atención y cuidados a sus propias necesidades personales y familiares.
El proceso de mediación
Estudiado el caso, previa consulta con el Jefe de Servicio correspondiente, se les ofrece la posibilidad de ser objeto de un proceso de mediación -gratuito- para alcanzar una serie de acuerdos mínimos respecto a todo lo relacionado con la atención a Josefina, a lo que ambas acceden de buen grado.
A este respecto se debe dejar claro que no existe ningún servicio de mediación a este fin en la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía; por tanto no existe la intención de generar la expectativa en la población para acceder a este tipo de servicio, pues no está contemplado dentro de la cartera de servicios de la citada Agencia. Sin embargo el buen hacer de las personas profesionales y el deseo de apoyar a la familia, facilitaron que dos profesionales se ofrecieran para realizar esta intervención.
Cuando se comienza a trabajar en esta línea, se percibe que el núcleo del conflicto se relaciona con el hecho de que ambas hermanas están casadas con dos hermanos, y Cayetana se ha divorciado de su marido en una situación muy conflictiva (ha habido una denuncia por malos tratos por parte de Cayetana). El marido de María, hermano del anterior, está muy enfadado por la denuncia que Cayetana ha interpuesto contra su hermano, y la considera totalmente injusta.
Desde este punto, todo lo que se ha venido generando entre las hermanas y los respectivos maridos han sido malos entendidos y desavenencias que han derivado en un distanciamiento de ambas hermanas, en el que ninguna de las dos sabe determinar dónde está el punto de inflexión.
El Objetivo común
Desde el objetivo común de ambas hermanas, que es la perfecta atención a su madre, se trata de mejorar la comunicación y la coordinación respecto a todo lo concerniente a la atención a la madre, de manera que ésta no reciba el impacto del conflicto.
La mediación facilita que cada una de las hermanas se pueda poner en el lugar de la otra, y averiguar lo que siente, desde el lugar que proporciona la escucha activa y abierta, cosa que sin la mediación no son capaces de conseguir.
Las Posiciones
Cayetana se siente no apoyada por su hermana, quién no se ha enfrentado al hermano de su marido y le sigue permitiendo la entrada a su casa. Se siente profundamente incomprendida por su hermana, incluso no respetada y no querida por ella.
A María le duele que su hermana no comprenda que ella no puede impedir a su marido que siga manteniendo una relación cercana con su hermano, ya que además ninguno de los dos hermanos tiene conciencia de que se hayan producido tales malos tratos. Reconoce abiertamente que quiere a su hermana, pero tampoco quiere que su conflicto matrimonial le cueste a ella su propio matrimonio, en el que lleva más de 18 años casada y tiene dos hijos.
Los intereses
Cayetana quiere que su hermana impida la entrada a su domicilio de su exmarido, que no vuelva a tener ningún tipo de relación con él y que la apoye de manera contundente.
Quiere que su hermana se haga cargo de sus dificultades económicas y que le permita disponer de la ayuda económica que percibe Josefina por ser atendida por sus hijas en su entorno a través de «Dependencia», pues su ex marido no le pasa ningún dinero, a pesar de tener un hijo menor de edad en común, y tiene verdaderos apuros para cubrir las necesidades básicas los meses que Josefina se traslada al domicilio de María.
María quiere que su hermana reconozca que le está generando un grave conflicto matrimonial con su conducta; No quiere intromisiones en su hogar. Quiere que entienda que ella no puede enfrentarse al hermano de su marido, porque eso le puede costar el matrimonio.
Quiere que su hermana consulte con ella todo lo relacionado con la atención a la madre, y que la tenga más en cuenta en este sentido.
Las necesidades
Cayetana afirma que ella ha cuidado siempre de su hermana cuando eran pequeñas. De hecho afirma que ella renunció a estudiar para que pudiera hacerlo María, pues en la casa no había dinero para que estudiaran las dos. Se siente no reconocida por ella, y ésto le duele muchísimo. Necesita que su hermana expresamente le reconozca todo lo que ha hecho por ella, y que la quiere y la apoya a ella y a su hijo pequeño en el tema de los malos tratos. Quiere que se interese por su hijo, ya que a nivel psicológico está muy afectado por la separación de sus padres y por el tema de los malos tratos, estando incluso comenzando a somatizar (tartamudez, timidez extrema, inseguridad, pánicos nocturnos…).
Necesita, igualmente, que su hermana le permita hacer uso de la «ayuda de dependencia» hasta que encuentre un empleo.
María necesita que su hermana le dé tiempo para gestionar el tema de la entrada de su cuñado a casa, pues también quiere que comprenda que su propio matrimonio está en la cuerda floja. Necesita que entienda que -a pesar de que la quiere y que sufre por ella y su situación- toda la problemática que Cayetana ha tenido con su marido ha salpicado a su propio matrimonio, y ella también lo está pasando muy mal.
María se sorprende por los problemas que presenta su sobrino; señala que no tenía ni la menor idea de esta situación, y le comenta a su hermana que lamenta mucho todo lo que están sufriendo, dando muestras verbales de comprensión y apoyo.
El Acuerdo
El resultado final del proceso ha sido alcanzar una serie de acuerdos para mejorar la comunicación y coordinación en los cuidados a su madre, así como un acuerdo en el tema de la gestión de la ayuda económica que percibe Josefina a través de «Dependencia».
A María no le importa que su hermana Cayetana haga uso del dinero hasta que encuentre un empleo, pues se hace cargo de su situación y dificultades -al no percibir ningún dinero por parte del padre de su hijo; sin embargo, no se compromete a impedir la entrada de su cuñado a su casa, por respeto a la relación de parentesco que lo une a su marido.
Cayetana se compromete a buscar activamente empleo, así como a comunicar a su hermana cualquier asunto de especial interés relacionado con la atención a su madre; sin embargo, asegura que una relación afectuosa y cercana como la que tuvieron no la va a tener en la actualidad, mientras su hermana permita la entrada de su exmarido en su casa.
El resultado
A los 4 meses se realizó una visita domiciliaria -sin previo aviso, detectando que la relación entre ambas hermanas había mejorado, de manera que -aunque no era especialmente cercana ni afectuosa, sí que había un mayor respeto entre ambas, y Josefina era completamente participe de esta mejora en las relaciones, lo que provocó que ella misma valorara positivamente nuestra intervención.
El bienestar de Josefina mejoró notablemente, sobre todo por la disminución de tensiones entre ambas hermanas.
*** Esto son sólo retazos de una intervención desde el ámbito social, a través de la mediación familiar.
Autora y mediadora interviniente en el proceso: Inmaculada Asensio Fernández
Entrada de blog publicada en https://resuelveahora.wordpress.com/
Buenos días Inmaculada. Muchísimas gracias por esta publicaicón. No sabía que había profesionales que se dedicasen a esto.
Soy abogada en una pequeña localidad de Galicia y, además de profesionalmnete, en asuntos fundamentalmente de conflictos familiares en rupturas de pareja, también personalmente me afecta la ruptura con mi familia, ya que mi madre está enferma de alzheimer y ello nos ha sacudido violentamente, hasta tal punto que la relación con toda mi familia se ha acabado.
En lo profesional tengo un asunto de una expareja con dos niños adolescentes que denunciaron a su madre por maltrato y dicha denuncia ha sido archivada, pero los niños se niegan a tener ninguna relación con su madre. La abogada del padre y yo vamos a intentar una mediación pues los conflictos proceden de la mala relación de los padres y creo que trabajando primero para conseguir que los padres puedan tomar decisiones conjuntamente sobre los niños, y luego en un acercamiento a la figura materna, podremos alcanzar nuestro objetivo que no es otro que la estabilidad familiar y personal de los menores.
Por otra parte, en mi caso personal, casi lo doy por perdido pues pretendía hacer las cosas de forma conjunta como una familia unida, pero las diferencias en la percepción de la enfermedad con mi padre y mis hermanas, y la falta de entendimiento han hecho que no podamos tener ninguna relación. Todo lo que les digo les duele y es imposible un acercamiento. No sé si me puedes recomendar algo para que por lo menos mi madre no sufra nuestras desavenencias. Te lo agradecería muchísimo.
Buenas tardes, Bibiana.
Ciertamente, los cambios bruscos en las dinámicas familiares pueden causar estrés y conflicto entre los miembros de una familia -incluso “bien avenida”- como se suele decir; sobre todo cuando se trata de situaciones inesperadas o situaciones de dependencia de los miembros principales de la familia. Y cuando digo principales me refiero a que son los que tradicionalmente han sido proveedores y no receptores de cuidado y ayuda.
El Alzheimer es una enfermedad compleja que requiere mucho apoyo a la persona y a sus cuidadores, y ahí la familia funciona como una red en la que apoyarse. Cuantos más hilos tiene esta red, más fuerte es y más fácil es apoyarse… los unos en los otros. Pero, ¿qué sucede en esas situaciones en las que no se pueden reorganizar los roles dentro de la familia para proveer de los cuidados precisos?, ¿qué sucede cuando recae más carga en unos miembros que en otros?, ¿qué sucede cuando algunos miembros de la familia consideran que a ellos no les corresponde cargar con las nuevas responsabilidades y tareas de cuidado -quizá por ser hombres- como sucede muchas veces? Ahí está el tema central de muchos problemas que surgen en las familias cuando unos necesitan apoyarse en otros… y esa figurada red está muy tensa por un lado, y muy floja o distendida por otro… o incluso con agujeros enormes –ausencias- en algunos lados de esa red que impiden un verdadero apoyo sin desplomarse al suelo… algunas veces por agotamiento, otras por estrés, otras por soledad o por miedo. Cada situación es un mundo, pero la enfermedad nos afecta a todos y a todas.
Las situaciones de dependencia suelen ser fuente de conflicto, y es necesario un trabajo con la familia para alcanzar acuerdos basados en el amor, el respeto y la lealtad hacia ese miembro que ahora es vulnerable y necesita del resto, y también por amor, respeto y lealtad hacia el resto de personas que componen la familia, pues una familia es un sistema, y lo que ocurre a unos afecta al resto, lo creamos o no.
Romper la baraja y cortar por lo sano puede ser una vía de escape –desde mi punto de vista- cuando en esa familia hay muchas situaciones no resueltas que vienen de tiempos pasados, o cuando un miembro de esa familia se siente injustamente tratado y todo intento de acercamiento despierta ampollas muy dolorosas. Sin embargo, la buena noticia es que todo puede revertirse, si hay una decidida voluntad por generar espacios de acercamiento y de diálogo, con o sin ayuda profesional.
La mediación aquí funciona bastante bien. Hay oficinas de servicios sociales municipales que ofrecen el servicio de manera gratuita, depende de la comunidad autónoma. Desde luego es una herramienta eficaz para permitir que se produzca el fenómeno de la comunicación entre unos y otros, que es lo más importante cuando se ha producido una situación de gran distanciamiento emocional y/o de ruptura de lazos de convivencia o de afecto. El único requisito para hacer una mediación, es que todos los miembros implicados en el conflicto accedan voluntariamente a recibir este servicio. Si no lo hay gratuíto, se puede contratar. Merece la pena.
No hay heridas que pesen más que las que tienen que ver con la propia familia. Lo que se hace en beneficio de uno o una, va en beneficio del resto, y si es con conciencia y voluntad, mucho mayor es el efecto reparador para todos y todas.
Un abrazo y mucha suerte.
Inmaculadasol.
Muy buen ejemplo que,da orientación
Gracias Isa, un abrazo.