
Ilustración de Philippa Rice. Imágen tomada de: https://goo.gl/16iWP8
La atracción por una persona es un ‘estado’ mental que sigue sus propias reglas, y que por lo general se produce por una mezcla de sensaciones producidas por:
-
Ciertos rasgos -físicos que despiertan mis hormonas.
-
Ciertos rasgos emocionales- que veo en ti y despiertan ‘algo’ en mi, me ‘tocan’ la fibra sensible.
-
Alguna característica en tu funcionamiento personal o social, que me hace imaginar que voy a recibir un determinado trato que se me antoja necesario en este momento (podría ser que me cuides, que me apasiones o que me trates de una determinada manera que yo necesito).
-
Toda una serie de proyecciones y deseos que vuelco en tu persona, aunque no te conozca y no me hayas mostrado nada de eso, pero que nuevamente imagino que forman parte de tu carácter y que cumples con los requisitos del hombre o la mujer ideal para mi (o como se ha dicho siempre: de mi vida).
-
Cómo me siento cuando estoy a tu lado, qué me haces sentir, qué imagen me devuelves de mí misma, qué sensaciones despiertas en mi. Dicen por ahí que enamorarse es llegar a un súbito estado de amor propio, gracias a la mirada del otro.
Todos estas características no tienen que darse al mismo tiempo, e incluso -aún dándose- pueden cambiar de color blanco a negro, según evolucione la relación entre ambos-as… a veces podemos llegar a sorprendemos de la manera en la que comenzamos a ´ver´a una persona de nuestro entorno, tanto en positivo como en negativo. La influencia del pensamiento influye mucho en este sentido.
Lo que nunca debe estar presente en una relación afectiva o sexual con otra persona es:
- Sentirte obligado-a a renunciar a situaciones/ cosas/ personas que amas.
- Sentirte limitado-a a salir o a relacionarte con tus amistades.
- Sentirte forzado-a a tolerar situaciones que no deseas vivir.
Las personas nos sentimos atraídas unas por otras debido a muchos factores -propios y ajenos- siendo el peso de la propia historia personal un factor que nos predispone o inclina a sentir atracción o deseo por personas que nos hacen bien, o por personas que nos hacen mal. Y como estos mecanismos que nos conducen al buen o al mal amor suelen ser inconscientes, conviene interiorizar -a modo de brújula- que…
El amor no obliga, respeta. El amor no humilla, cuida. El Amor no acosa, se desarrolla en la libertad personal de elegir. El amor no nos impulsa a mentir, sino que sobrevive en medio de todas las verdades y realidades. El amor suma, no resta. El amor no duele.
Autora: Inmaculada Asensio Fernández