Alejandro Robledillo tiene una manera bastante original de contar escenas de la vida cotidiana de cualquier trabajador o trabajadora social, y por ese motivo no he podido dejar pasar la oportunidad de compartir una de sus simpáticas anécdotas en este espacio bloguero.
Con su particular mirada sobre el actual modelo de atención social que hay en España, él nos ofrece la posibilidad de introducirnos en la vida personal de una señora que tiene las ideas muy claras, tanto o más que quiénes se acercan con la voluntad de ofrecerle su ayuda.
Título: No vuelvas a ofrecerme algo que no te pedí. Eso si te lo estoy pidiendo
Subtítulo: Reflexiones sobre el actual modelo de atención social
En «DE TRABAJADORES SOCIALES, SUS HIJOS Y OTROS ANIMALES», además de reflexionar sobre mi propia paternidad, expongo, como uno de los hilos conductores, el caso de «La Vieja Quicatona». Una mujer, marginada, acusada de bruja, deformada por la enfermedad, que vivía con su hija, la cual tenía una evidente discapacidad intelectual.
Cuando me encontré (por casualidad) con aquella casa, solo había un expediente vacío, ni un solo grado de nada reconocido, ni otra fuente de ingresos que la pensión agraria. Nada, vivían al margen de cualquier ayuda, salvo el pago farmacéutico.
Tras estudiar el caso le ofrecí poner en marcha todos los procedimientos; había mucho que hacer y mucho que conseguir. Tras informarle de cuál sería su itinerario, aquella sabia mujer me miró ofendida:
NO VUELVAS A OFRECERME ALGO QUE NO TE PEDÍ. ESO SI TE LO ESTOY PIDIENDO.
Mucho que reflexionar sobre el modelo de intervención, en el que damos, damos y damos tanto, que no comprendemos, que no siempre dar es lo correcto, ni lo que quiere.
Robledillo, escritor convencido de que -a través del trabajo social- se pueden tejer historias capaces de hacer reflexionar y de conmover a quiénes se entretienen con su lectura.
- EL LIBRO NEGRO DE PHILOMENO (El azote del trabajo social)
- DE GALLEGOS, TUCANES Y TRABAJADORES SOCIALES
Y además ha editado este otro libro:
- «El día de Marina! Los autores, creadores e ilustradores de este cuento son Pedro Rodriguez y Javier Gómez.
Inmaculada Asensio Fernández