Y una mujer pregunta: -¿Cómo se sabe si se ha sanado la mujer?-
Mi respuesta: la madre que ha sanado su parte de mujer se distingue por:
- Reconoce el valor que hay en ella, en sus hijas y en el resto de mujeres.
- Reconoce y disfruta de su sexualidad, con amor y respeto, sin ocultarla.
- Transforma las heridas en aprendizajes y puede hablar de ellas con total naturalidad.
- No espera que el pasado cambie. En todo caso crea un presente mejor.
- No carga a los hijos con sus responsabilidades.
- Sabe dar y recibir amor.
- Fluye con la vida. Ríe y sueña.
- Es generosa.
Y la misma mujer vuelve a preguntar: ¿Y si a pesar de eso se estanca y deja de ser ella misma por el peso de sus hijos…?
La madre que ha sanado su parte de mujer no concibe a los hijos como una carga, sino como el fruto del amor hacia la persona que ama o ha amado y con la que decidió crear una familia.
Si ha sanado de veras, sabe situar cada cosa en su lugar y justa medida, sin menoscabar su propia vida y sus necesidades. Sabe soltar y tomar al mismo tiempo.
Ha sanado porque compagina su rol de madre, con su rol de mujer. Ya no se siente imprescindible para nadie, salvo para ella misma. Ya no espera que la valoren por su capacidad de cuidado o de amor a los demás. Ama simplemente porque ELLA es el amor.
Esta mujer no renuncia a su propia realización, que va más allá de lo que los demás esperan de ella. Ha aprendido a ESCUCHARSE y poco a poco se concede el permiso de ir conquistando sus pequeños y posibles sueños, que entre otras cosas ya no posterga.
Esa mujer VIVE. Sin más.
Inmaculada Asensio Fernández
hermosísima entrada, ojalá todas las madres se dieran la oportunidad de vivirse como mujer.
me encanta , eso necesito para mejorar mi vida conmigo misma y con mis hijas, y para mas profundidad para así superar grandes obstáculos!
Qué suerte tienen tus hijas de que puedas verlo con tanta claridad. Gracias en nombre de todas las mujeres e hijas de todas las madres. Un abrazo.