RESUMEN
La mayor parte de las situaciones de maltrato se producen en el contexto familiar, de ahí la dificultad de visibilizarlo oportunamente para actuar de manera coordinada y eficaz. Mediante el desarrollo de la presente comunicación, se expone de manera detallada cómo se aborda la intervención profesional, desde el ámbito del trabajo social, cuando se tiene conocimiento de una posible situación de malos tratos a una persona mayor, en el contexto domiciliario o familiar.
Para realizar esta exposición se seguirán los pasos del proceso metodológico básico de intervención en trabajo social, así como se explicarán las técnicas e instrumentos necesarios para llevarlo a cabo.
PALABRAS CLAVE
Maltrato, desatención, abandono, personas mayores, tercera edad, intervención profesional.
1. INTRODUCCIÓN
A la hora de abordar el tema del maltrato a las personas mayores es necesario hacer referencia a los profundos cambios sociales que vienen produciéndose en las últimas décadas en España, ya que afectan directamente al tratamiento de los problemas y nuevas necesidades de los sectores de población considerados más vulnerables, entre ellos las personas mayores.
En primer lugar, encontramos que la esperanza de vida ha aumentado notablemente en los últimos años en nuestro país, y esto ha propiciado que hoy día contemos con porcentajes elevados de personas mayores que requieren de una serie de atenciones y servicios destinados a promover su salud y bienestar. De igual modo, aumentan las enfermedades relacionadas con este sector de población, sobre todo las que implican algún tipo de deterioro cognitivo (p.e. alzheimer), que paradójicamente son las que más favorecen la vulnerabilidad de quién lo sufre, y las que más sobrecargan a las personas cuidadoras. En muchos casos, la evolución y el agravamiento de estas enfermedades dificultan la vida en familia y la compatibilización con la vida laboral.
La familia hoy día está atravesando cambios importantes en su estructura y en el manejo de roles por parte de sus miembros. Como unidad básica de convivencia, está viéndose obligada a soportar situaciones de tensión, necesidad y angustia derivadas de la coyuntura económica que estamos atravesando, y por la dificultad para el acceso a un empleo (por parte del algunos de sus miembros), también el acceso a los recursos de salud y a los servicios sociales, que en el caso de los mayores son los encargados de asegurar una adecuada calidad de vida. Esto provoca dinámicas de mucha tensión en las familias pues, justo en el momento en el que más apoyo se necesita para abordar esta situación de crisis, es cuando más dificultades tienen los poderes públicos para dar respuesta a ello, a pesar del innegable avance que se ha realizado en los últimos años en cuanto a reconocimiento de derechos subjetivos a las personas que se encuentran en situación de dependencia.
Los vínculos familiares y sociales cada vez son más frágiles. Siguiendo al sociólogo Zygmunt Bauman 1(BAUMAN, 2005), nos encontramos inmersos en lo que él denomina “modernidad líquida» caracterizada por la fragilidad de los vínculos afectivos entre las personas; el miedo a establecer relaciones duraderas, más allá de las meras conexiones fugaces exentas de responsabilidad; los lazos de la solidaridad parecen depender de los beneficios que generan, etc.
La metáfora de la liquidez de Bauman se deja apreciar de algún modo en las dinámicas familiares, en el sentido de que los hijos cada vez reniegan más de sus obligaciones –en cierto modo morales- respecto a sus padres, dándose en muchos casos verdaderas situaciones de abandono hacia las personas mayores por parte de sus familiares.
Las mujeres van dejando de lado la exigencia de atender a las personas más vulnerables dentro de las familias, ya que han de responder a las exigencias sociales, laborales y familiares propias, continuando con la renuncia a sus propios espacios de desarrollo individual o personal. Al no corresponder la organización de los cuidados a las personas en situación de dependencia en exclusiva a las mujeres, en muchos casos el resto de miembros de la familia tiende a considerar que las personas están mejor atendidas por personal especializado, obviando los afectos que son necesarios para el adecuado desarrollo del individuo en la vida social y familiar. En este sentido, encontramos situaciones de personas ingresadas en centros residenciales permanentes que apenas reciben visitas por parte de sus familias.
Las personas mayores no tienen la misma consideración social en todas las culturas. En la nuestra, conforme las personas avanzan en años, van perdiendo protagonismo en la vida social y familiar, de manera que son los familiares más próximos y directos los que, en términos generales, suelen alzarse como portavoces de sus necesidades y deseos. Siguen, por tanto, considerándose vulnerables por el mero hecho de ser mayores. Es necesario que la sociedad y los poderes públicos aúnen sus esfuerzos para garantizar y salvaguardar sus derechos y el pleno desarrollo de su calidad de vida, lo cual inevitablemente implica coordinar acciones para prevenir y para actuar de manera eficaz ante el conocimiento o sospecha de una situación de maltrato hacia este sector de población.
2. DEFINICIÓN Y TIPOLOGÍAS DE MALOS TRATOS
2.1. DEFINICIÓN
Para delimitar lo que se entiende por malos tratos hacia las personas mayores, se expone la definición recogida en la 2primera Conferencia Nacional de Consenso sobre el anciano maltratado, celebrada en Almería el 4 de Mayo de 1995:
“El maltrato al anciano es todo acto u omisión sufrido por personas de 65 años o más, que vulnera la integridad física, psíquica, sexual, y económica, el principio de autonomía, o un derecho fundamental del individuo; que es percibido por éste o constatado objetivamente, con independencia de la intencionalidad y del medio donde ocurra (familiar, comunidad, instituciones).”
2.2. TIPOLOGÍAS
Cuando se habla de malos tratos, se puede realizar una distinción en función del contexto en el que se llevan a cabo o en función de su naturaleza.
Dependiendo del contexto en el que se producen podemos distinguir:
- Maltrato domiciliario, si se lleva a cabo en el contexto familiar que atiende a la persona mayor.
- Maltrato institucional, si la persona mayor lo sufre en un centro al que esté acudiendo para recibir atenciones. Este puede ser una unidad de estancias diurnas, que son establecimientos que atienden a las personas mayores dependientes en régimen de media pensión; o puede ser un centro residencial, que son establecimientos donde habitan y reciben atenciones durante las 24 horas del día.
Dependiendo de su naturaleza encontramos:
- Negligencia o abandono. Se centra en la no satisfacción de manera intencionada de las necesidades básicas: alimentación, higiene, seguridad, salud, afectos, comunicación, etc.
- Maltrato físico. Se centra en todas aquellas agresiones físicas realizadas de manera intencionada con el fin de causar daños al anciano, o incluso -en casos extremos- la muerte.
- Maltrato psicológico. Se centra en todos aquellos actos intencionados que generan malestar psicológico o emocional en el anciano, y que pueden concretarse en agresiones verbales, humillaciones, amenazas, chantajes y manipulaciones, desprecios, actos de intimidación o violación del derecho a tomar decisiones propias, estando en plena posesión de sus facultades.
- Abuso económico o explotación financiera. Se trata de impedir a la persona mayor gestionar su propio dinero y patrimonio, llegando en los casos más extremos al más absoluto expolio de sus propiedades y a impedirle disponer de sus propios ingresos.
- Abuso Sexual. Los abusos sexuales hacen referencia a realizar actos sexuales en presencia de las personas mayores o incluso con las personas mayores sin su consentimiento.
3. INTERVENCIÓN PROFESIONAL DESDE EL ÁMBITO DEL TRABAJO SOCIAL ANTE LA SOSPECHA DE MALOS TRATOS EN EL CONTEXTO DOMICILIARIO.
3.1. CONSIDERACIONES PREVIAS
Mediante el desarrollo de esta comunicación se pretende centrar la cuestión de la detección e intervención en un caso de sospecha de malos tratos a una persona mayor, desde la óptica de intervención del trabajo social. Sin embargo, cabe destacar que cuando se habla de malos tratos hay diferentes profesionales implicados en su detección y posterior tratamiento con los que los profesionales del trabajo social van a trabajar en coordinación, de manera que se articulen las acciones y los mecanismos para proteger a la persona y para tomar las decisiones pertinentes en cada caso.
A la hora de abordar un caso de posibles malos tratos, lo primero a tener en cuenta es que éstos pueden darse en cualquier tipo de persona mayor, independientemente de su situación social o económica. Igualmente conviene señalar que hay una serie de factores que pueden predisponer o suponer un riesgo de sufrir malos tratos, y estos factores van a funcionar de indicadores a evaluar cuando se estudie el caso.
La detección y la intervención ante un caso de posibles malos tratos se suele realizar desde el ámbito sanitario y desde el ámbito social, si bien cabe señalar que existen los 3mecanismos institucionales para que cualquier persona pueda realizar una denuncia sobre un posible caso de malos tratos. La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, dispone de un teléfono gratuito de Atención al Mayor (900858381), cuya labor principal es la de recoger todas aquellas denuncias sobre situaciones de maltrato, abandono o negligencia al mayor.
Cuando se habla de malos tratos es importante tener claro que una cosa son los indicios o sospechas (signos que nos llevan a pensar que hay una situación de maltrato) y otra cosa es la certeza. Si un profesional tiene la certeza de que se está produciendo una situación de malos tratos, así como tiene identificado al autor/es, podrá interponer una denuncia en las dependencias de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, identificando al posible agresor o agresores; así como podrá informar de forma inmediata al Ministerio Fiscal, para que inicie las investigaciones oportunas para delimitar la situación de maltrato, de cara a proteger jurídicamente a esa persona. Desde el ámbito del trabajo social, paralelo a ésto, se facilitarán los medios y recursos necesarios para proporcionar asistencia inmediata a la persona (p.e. su internamiento en un centro residencial), respetando su voluntad y su autonomía.
3.2. EL PROCESO METODOLÓGICO DE INTERVENCIÓN
La sospecha de malos tratos pone en marcha la primera fase del proceso metodológico de intervención en trabajo social: (1) El conocimiento de la realidad social.
En el momento que un profesional del trabajo social tiene sospechas de un caso de posibles malos tratos ha de iniciar un proceso de investigación social de forma rápida para esclarecer los hechos, valorar el riesgo y poner en marcha un plan de acción.
El encuadre profesional- institucional desde el que se realice la intervención va a delimitar en gran medida las técnicas o instrumentos a emplear, así como puede requerir de la colaboración directa de otros profesionales, tanto sanitarios, como de lo social.
3.2.1. TÉCNICAS A EMPLEAR PARA EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD
LA OBSERVACIÓN
La observación ofrece evidencias significativas y datos que pueden registrarse y retomar en cualquier momento de nuestra investigación. Se destaca la importancia de recoger tanto la información verbal como la no verbal, poniendo el foco en:
Los comportamientos y actitudes de las personas entrevistadas.
La interacción de la persona mayor con sus cuidadores y/o familiares más directos
Todos aquellos detalles del entorno donde se desenvuelve el mayor que puedan ser significativos, como por ejemplo la vivienda en la que reside.
LA VISITA A DOMICILIO
La visita a domicilio suele realizarse por parte de los servicios sociales comunitarios (en muchas ocasiones a petición de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, ante una denuncia formulada en el teléfono de atención al mayor). De igual modo, estas visitas se pueden realizar por los y las trabajadores-as sociales de los centros de salud, ante cualquier tipo de sospecha detectada, así como por los y las trabajadores-as sociales de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de la Junta de Andalucía, ante cualquier tema relacionado con la situación de dependencia de la persona.
La visita a domicilio puede aportar información valiosa a la hora de investigar un caso de malos tratos. El contexto “habla por sí solo” en la mayor parte de los casos; sólo hay que estar atentos y observar conscientemente la vivienda, sobre todo las dependencias y lugares que habitualmente usa la persona mayor.
Se debe tener en cuenta que la visita domiciliaria puede ser percibida de manera negativa por parte de los miembros de la familia que conviven con la persona, motivo por el cual hay que valorar muy bien la estrategia que se va a emplear para llevarla a cabo. Lo más adecuado en estos casos en los que queremos tener acceso a la intimidad doméstica, es buscar la colaboración de la familia para estudiar a la persona en su medio. Esto se podría hacer, por ejemplo, en el caso de que la persona mayor tenga el reconocimiento de una situación de dependencia, pretextando que se está llevando a cabo un seguimiento del Propuesta Individual de Atención (PIA), o aprovechando cualquier otro tipo de petición formulada en los servicios sociales o centros de salud, y así acceder de la manera más natural y tranquila a la vivienda.
Es recomendable que este tipo de visitas se realicen conjuntamente por dos profesionales, si existe tal posibilidad en la institución para la que se trabaje, dado que mientras uno de ellos puede tener el rol de observar, el otro puede estar centrado en las preguntas que marcarán el tono de la entrevista. Así mismo, en el momento de solicitar ver la vivienda o las dependencias que utiliza la persona mayor, uno de los profesionales puede acompañar al cuidador o cuidadora en su recorrido por el domicilio, y el otro puede solicitar amablemente acompañar a la persona mayor mientras tanto, evitando comprometer a la persona mayor o a la familia, para prevenir posibles represalias posteriores. Hablar a solas con la persona mayor es muy importante, ya que es una oportunidad de la que disponemos para que nos haga llegar algún gesto o indicio más evidente de su situación.
Esto puede ser muy positivo si se plantea de manera coordinada, es decir, sabiendo cada cual de antemano su papel y actuando con mucha naturalidad. Más adelante se va a contemplar cómo llevar a cabo la entrevista.
Un elemento importante a valorar en los casos de malos tratos es la relación que existe entre agresor y victima, ya que los malos tratos en el ámbito familiar se suelen dar por parte de personas de las que socialmente se esperaría un trato afectuoso y cuidadoso con la persona mayor, Este aspecto social vinculado a la persona agresora puede despistar un poco a los profesionales en su labor de detección, y hay que vigilarlo especialmente en todas las actuaciones que se lleven a cabo, tanto para detectarlo como para intervenir en él, y por parte de todos los profesionales implicados en la tarea.
A modo de síntesis, de lo que se trata en la visita domiciliaria es de valorar cómo vive la persona en su medio y cómo se relaciona con su familia. Observar las dinámicas familiares, los modos de convivencia, los roles, responsabilidades, así como los espacios de uso de la persona mayor y, si es posible, de la familia en su conjunto, en cuanto a higiene y estado de conservación. Además, para que el empleo de esta técnica sea útil, se ha de ejecutar con sumo tacto y respeto por todos los miembros de la unidad de convivencia.
LA ENTREVISTA
La familia es un entramado complejo de relaciones, reglas, fidelidades, secretos, etc, que suelen involucrar de manera comprometida a sus miembros. Este entramado suele soportar y contener las diferentes situaciones de abandono, negligencia o maltrato que afectan a las personas más vulnerables de la misma. Curiosamente, suelen ser los cuidadores más directos de la persona mayor los perpetradores de tales malos tratos. Las razones o factores de riesgo pueden ser diversos, como por ejemplo: la sobrecarga del cuidador-a (física o emocional); padecer trastornos psicopatológicos, abuso de alcohol o tóxicos; inadecuadas o malas relaciones entre cuidador y persona mayor; experiencia o antecedentes previos de maltrato o violencia en el entorno familiar, entre otros.
Para realizar una valoración adecuada, sería recomendable entrevistar por separado y a solas a la persona mayor, a los cuidadores y a todas aquellas personas del entorno de las que se rescate su colaboración.
Es aconsejable estructurar previamente el contenido de la entrevista, teniendo claro el objetivo (el porqué y el para qué) y la información que queremos obtener, así como a quiénes deseamos entrevistar. De igual modo, antes de proceder a las entrevistas, sería muy útil disponer de información sobre la persona mayor: con quién vive, quién la cuida, cuál es su centro de salud y, si es posible y está a nuestro alcance, su historial médico, etc.
Para realizar la entrevista a la persona mayor, es conveniente realizar una valoración de su estado cognitivo. Si la persona no puede valorar su situación o no se comunica coherentemente con el entorno, será necesaria la colaboración de personal médico o sanitario.
Durante las entrevistas corresponde proporcionar un ambiente adecuado que facilite la empatía entre la persona mayor y el profesional, sin presionar, sin hacer preguntas en principio demasiado directas, sino más bien comenzando con preguntas abiertas que favorezcan la apertura de la persona y que pueda sentir la confianza necesaria para expresarse. En definitiva, de lo que se trata es de dedicar un espacio al inicio de la entrevista para generar el vínculo, lo cual va a facilitar las labores de exploración. Es importante poner atención en el tono de voz para que sea sereno y amable; también lo es mostrar una actitud de escucha activa hacia la persona; estar pendiente a sus silencios, a sus resistencias a expresarse; mantener una mirada atenta y amable; mantenerse cercano físicamente, sin invadir el espacio; no emitir juicios de valor en ningún momento; utilizar un lenguaje que sea accesible a la persona entrevistada; respetar los valores y tradiciones de la persona y garantizar la confidencialidad de lo relatado en todo momento, para que se sienta segura.
Puede ser bastante recomendable, una vez entrevistada la persona mayor a solas, proceder a entrevistarla también en presencia de sus cuidadores o familiares más directos, teniendo el cuidado preciso de no realizar preguntas directas sobre la presencia o no de malos tratos, sino preguntas que ofrezcan respuesta a aspectos generales sobre la dinámica de convivencia. No se trata de comprometer en ningún momento a la persona mayor, ni a la familia, y este aspecto es de vital importancia en estos casos. Realizando esta entrevista conjunta se va a observar si se produce algún cambio significativo en el comportamiento o actitud de la persona mayor, así como si responde con la misma normalidad o facilidad a las cuestiones planteadas.
Lo fundamental a la hora de abordar la entrevista clínica es mantener una actitud abierta, sincera y de genuino interés por lo que la persona está relatando o compartiendo con nosotros. Tal como se ha reflejado anteriormente, es muy importante poner mucha atención en todos los elementos de la comunicación no verbal (gestos, expresiones, emociones que surjan, reacciones, etc), pues van a proporcionar mucha información para nutrir el caso y hacer una valoración de riesgos adecuada.
3.2.2. LA RECOGIDA, REGISTRO, ANÁLISIS Y TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN
Todo lo concerniente a la recogida, interpretación y análisis de datos se corresponde con la segunda fase del proceso metodológico de intervención en trabajo social: (2) Interpretación técnico- científica de la realidad.
Se considera imprescindible recoger por escrito todas las actuaciones y gestiones que se lleven a cabo en relación al caso, así como nuestras impresiones y reflexiones, y la información obtenida por otros profesionales o personas implicadas. En el desarrollo de la profesión de trabajo social siempre se ha puesto de relieve la importancia de hacer uso del 4Diario de Campo, para ser minuciosos y sistemáticos en la práctica diaria. Los datos aislados pueden no mostrar evidencias a priori, pero una vez recogidos y agrupados, se pueden establecer relaciones y conexiones (fruto del análisis de los mismos), lo cual favorece la evaluación y la toma de decisiones. También sirve de apoyo para elaborar un informe detallado para remitir al Ministerio Fiscal, en caso de que se constate que hay una situación de maltrato sobre la que se ha de intervenir jurídicamente para proteger a la persona mayor.
El trabajo social interviene en aquellos puntos en los que la persona interactúa con su entorno, según la definición de trabajo social aportada por la 5Federación Internacional de Trabajadores Sociales (FITS,2000). Por este motivo. el profesional del trabajo social debe recabar información de todos aquellos profesionales y/ o servicios con los que interactúa la persona mayor (por ejemplo médico de familia o trabajador-a social del centro de salud, trabajador social-a de los servicios sociales comunitarios, o del centro día, residencia, etc).
La colaboración estrecha con los profesionales del ámbito sanitario o de la salud que atienden directamente a la persona mayor es absolutamente imprescindible para abordar este tipo de situaciones, sobre todo si el maltrato es de tipo físico o sexual, y de todas las gestiones que se realicen a tal fin en coordinación con otros profesionales, deberá dejarse constancia por escrito para nutrir bien la intervención.
Todas las conclusiones derivadas de este análisis, quedarán reflejadas en el diagnostico de la situación y del riesgo de malos tratos o de agravamiento de los mismos detectado.
3.2.3. ESTABLECER UN PLAN INTEGRAL Y COORDINADO DE ACTUACIÓN
Siguiendo las fases del proceso metodológico de intervención en trabajo social, una vez abordadas las fases de conocimiento de la realidad social y de interpretación técnico- científica de la realidad, que se concreta en la emisión del correspondiente juicio técnico o diagnóstico, pasaríamos a la tercera fase denominada: (3) Estrategia de acción profesional. Con carácter general, los objetivos de la intervención se centran principalmente en evitar el maltrato, proteger a la victima y respetar la autonomía de la persona mayor. La estrategia que se diseñe puede promover la permanencia de la persona en su entorno, realizando las labores de intermediación que se consideren convenientes con la familia, siempre que los riesgos detectados sean leves y haya voluntad por parte de los miembros de la familia de reconducir la situación, con la ayuda que se considere necesaria desde el ámbito del trabajo social. Como se observa, esta fase viene directamente influenciada por lo detectado en las fases previas del proceso metodológico. El diseño y la orientación de la intervención se realiza en función de los factores de riesgo detectados, y siempre en estrecha colaboración con la persona mayor y los actores implicados. Por ejemplo, si se detecta que la cuidadora está muy sobrecargada y no recibe apoyo por parte de ningún otro miembro de la familia para asumir los cuidados, nuestras actuaciones irán encaminadas a reforzar los apoyos en el entorno, así como a trabajar con la persona mayor y familia la mejora de la convivencia. Si por el contrario se detecta que el riesgo puede ser grave, se actuará de la manera más diligente posible para asistir a la persona mayor en el conjunto de sus necesidades básicas y para protegerla, con los recursos institucionales que sean necesarios.
A modo de síntesis, señalar que el proyecto de intervención recogerá: un resumen de la situación de maltrato detectada, los objetivos, los recursos, las actividades a emprender, la identificación de todos los actores implicados (cuidadores, familiares, persona mayor…), identificará todos los intervinientes en el caso desde el punto de vista de los profesionales (médico de familia, trabajador-a social del centro de salud, director-a de la unidad de estancias diurnas…); y también recogerá las actuaciones que se han llevado a cabo con anterioridad respecto al caso.
Una vez diseñado el proyecto de intervención, pasaríamos a la cuarta fase del proceso metodológico: (4) Ejecución. Y para llevar a cabo esta fase tenemos que poner en marcha una serie de recursos y de actuaciones para reconducir la situación problema y conseguir los objetivos propuestos.
El seguimiento periódico del caso es fundamental para asegurarnos que se están produciendo los cambios esperados en la familia, en la persona mayor, en la manera de relacionarse y en el entorno. Este proceso es el que puede asegurar el éxito y mantenimiento de los logros conseguidos. Las personas suelen responder más positivamente cuando saben lo que se espera de ellas y cuando perciben un interés genuíno y auténtico hacia sus dificultades y necesidades. El profesional ha de constituirse como un referente por parte de la unidad de convivencia, para acudir en búsqueda de ayuda cuando lo necesiten.
Estos seguimientos ayudan a pasar a la última fase del proceso metodológico: (5) Evaluación. Una vez concluida la evaluación, si se han conseguido los objetivos propuestos se puede archivar el caso. De lo contrario, será necesario realizar una nueva valoración para reorientar los cambios que se consideren necesarios.
4. CONCLUSIONES
Las situaciones de maltrato que afectan directamente a las personas mayores requieren de una actuación específica, rápida y coordinada entre diferentes profesionales, administraciones e instituciones (públicas y/o privadas) con la predominancia de los profesionales de la rama médico- sanitaria y del trabajo social.
De la calidad de la investigación social que se lleve a cabo va a depender en gran medida el devenir de la situación planteada, ya que las principales dificultades se pueden dar a la hora de detectarlo, por las características y el perfil que presenta la persona mayor, así como por la inevitable y progresiva disminución de contactos sociales que suelen caracterizar a esta etapa de la vida, lo que puede provocar situaciones de aislamiento que agudicen aún más la situación de maltrato.
Desde el punto de vista del trabajo social se requiere realizar una intervención exhaustiva conducente a valorar los riesgos de maltrato a los que se puede estar viendo sometida una persona mayor, de manera que se asegure que es puesta a salvo, y que cuente con los recursos necesarios para mejorar su situación. Se requiere pues, de una reflexión continuada, así como de la adquisición progresiva de herramientas, conocimientos y experiencia necesarios para encarar adecuadamente los casos de malos tratos que encuentre a lo largo de su carrera, siendo esto imprescindible para realizar un trabajo adecuado y verdaderamente útil a la sociedad.
La sensibilización de la sociedad sobre este problema es otra de las piedras angulares que han de orientar cualquier tipo de intervención profesional de carácter comunitario, ya que el tema del maltrato al mayor se sigue invisibilizando, por tanto es mucho más complicado atajarlo e intervenir para erradicarlo. El trabajo social es una pieza clave en todo proceso de maltrato, es por ello que estos profesionales han de inspirar y apoyar el desarrollo de las políticas públicas necesarias para visibilizar este problema, y para que éstas políticas se pongan al servicio de la idoneidad y calidad de las intervenciones profesionales de las personas más vulnerables.
5. NOTAS:
1. Bauman, Z. Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Fondo de cultura económica de España S.L. Madrid. 2005.
2. Kessel H, Marín N, Maturana N. Revista Española de Geriatría y Gerontología 1996; 31: 367-372. http://envejecimiento.csic.es/documentos/documentos/almeria-declaracion-01.pdf
3. Decreto 23/2004, de 3 de febrero, por el que se regula la protección jurídica a las personas mayores (BOJA núm. 25, de 6 de febrero 2004).
4. Sanchez, M. Manual de trabajo social. Universidad Nacional Autónoma de Mexico. Escuela Nacional de Trabajo Social. 2004. (p 210) Definición: «El diario de campo es un instrumento que permite la reconstrucciones de situaciones y espacios físicos. Estas anotaciones se utilizan para evaluar las actividades del día, así como para programar nuevas tareas o bien para poder diagnosticar. En las ciencias sociales se define al diario de campo como «la libreta o cuaderno donde se anota, al finalizar la tarea, la relación de los hechos observados».
5. Federación Internacional de Trabajadores Sociales (FITS o sus siglas en inglés IFSW) (2000): Definición de Trabajo Social, Asamblea General de Montreal, Canadá. Definición: «La profesión de trabajo social promueve el cambio social, la resolución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación del pueblo para incrementar el bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre el comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales para el trabajo social (FITS)».
6. BIBLIOGRAFÍA
- Bauman, Z. Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Fondo de cultura económica de España S.L. Madrid. 2005.
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- Sanchez, M. Manual de trabajo social. Universidad Nacional Autónoma de Mexico. Escuela Nacional de Trabajo Social. 2004.
*** Comunicación presentada en el I Congreso Internacional sobre Maltrato y Mayores en el siglo XXI, celebrado en la Universidad de Almería los días 11, 12 y 13 de Marzo de 2014.
Autora: Inmaculada Asensio Fernández
Trabajadora Social de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de la Junta de Andalucía.
Perito Judicial en casos de Violencia de Género.
Mediadora Familiar & Consteladora Familiar.
Excelente artículo, me hubiera gustado que incluyera el aumento que se está produciendo en el maltrato a ancianos en un entorno de residencias de mayores.
¿Qué tiene que decir cuándo en una residencia la trabajadora social, es conocedora de un maltrato o es ella quien lo practica?.
Buenas tardes. Gracias por su comentario en la entrada de blog.
Lo primero de todo señalarle que el articulo está más centrado en cómo actuar para abordar la detección de un posible caso de malos tratos en la entrevista domiciliaria, pues me he visto enfrentada a este tipo de situaciones en mi trabajo cotidiano, y este blog recoge gran parte de mi experiencia particular como profesional.
El maltrato institucional existe, y en teoría existen los mecanismos para detectarlo y denunciarlo y ahí tienen mucho que decir los profesionales del propio centro, las familias y redes de apoyo de las personas mayores (sean o no familia directa de la persona en cuestión) , y cualquier persona que detecte estas situaciones. El servicio de inspección de la administración competente también actúa con suma celeridad ante este tipo de sospechas, si no hay ninguna confirmación al respecto.
Me comentas que si es la propia trabajadora social la que lo hace, y te diré que si tienes total seguridad, no dudes en denunciar. Aquí en España hay diferentes teléfonos para realizar denuncias, donde guardan la confidencialidad de la persona denunciante. Si se conoce de un caso se debe denunciar de inmediato. Y si se detecta una inadecuada atención, con intención o por omisión de cuidados básicos necesarios para garantizar el bienestar de esa persona y lo tenemos constatado: denunciar. Si la persona presenta signos de desatención que aconsejan parte médico (deshidratación o exceso de fármacos para tranquilizar, o más conocido como camisa de fuerza química, por ejemplo) acudir a urgencias con la persona para obtener reconocimiento médico inmediato y plantear las demandas o denuncias correspondientes para que no le vuelva a suceder a ninguna persona.
Cuando las personas denuncian, suceden cambios. El problema es que los familiares casi nunca lo hacen.
Un abrazo
Creo que el texto está muy bien. Aunque indicas que la mayoría del maltrato a personas mayores se produce en el entorno familiar, mi experiencia en el trabajo con residencias para personas mayores me lleva a pensar que resulta fundamental que los profesionales de la atención geronto-geriátrica deben saber que siempre están expuestos a producir tratos inadecuados que, aunque a priori no consideraríamos como maltrato, podrían llegar a serlo (infantiliación/cosificación…). Creo que la lectura de este texto por parte de todos los profesionales de la atención a mayores sería muy positiva. Muchas gracias.
Buenas noches, gracias por su comentario. Verdaderamente el texto del artículo se centra en los malos tratos en el ámbito domiciliario, pero el ámbito residencial es otro campo del que se debe investigar para sensibilizar, actuar y obrar cambios, los que sean necesarios. Ante al maltrato, sea del tipo que sea: TOLERANCIA «0». Un abrazo.
Me ha gustado el texto, mucho. Una objeción: me parece que la visita del seguimiento del PIA no es un pretexto sino un medio para detectar estas situaciones de malos tratos. Hay que estar ojo avizor.
Totalmente de acuerdo, es un medio para la detección, y muy valioso. Sin embargo, de cara a la persona y familia visitada, es el pretexto para acudir sin previo aviso al domicilio y solicitar una entrevista en él.
Es muy necesario estar ojo avizor… detección y acción, pues lo uno sin lo otro no sirve de nada.
Gracias Jesus, siempre estás ahí, aunque sea en la sombra. Un abrazo muy fuerte.
Buenas noches, me puede enviar un email para poder comentarle en ámbito privado, gracias
Saludos
Buenas noches, con mucho gusto le escribiré si me indica su email. Gracias, un abrazo.
nati.73@hotmail.es, ya tiene una orden de alejamiento, la agredio la semana pasada, necesito asesoramiento, por favor, para que no pueda volver a hacerle daño, tarde o temprano sale todo, y sin yo hacer nada, gracias a dios no ha sido muy grave, gracias
Buenos días: buscando información sobre cómo debe actuarse en caso de trato inadecuado -negligencia, maltrato,…- hacia personas mayores con gran dependencia institucionalizadas, me paré a leer este artículo, y la verdad, soy trabajadora social también, me pareció muy interesante. Hablas de la existencia de ese maltrato» que parece que se está normalizando» y en centros públicos que es lo más peligroso.
Se observan múltiples indicios que denotan la falta de sensibilidad, son cuidados mínimos, meramente asistenciales que se realizan de forma mecanizada, deshumanizados, cuyo resultado en ocasiones son: aparición de hematomas, microaspiraciones por mala ingesta con «jeringuillas» para ir más rápido, se les coloca en la misma posición y en el mismo lugar durante todo el día, los que no tienen familiares no salen de la sala, no ven el sol, no respiran aire libre… infinidad de detalles, y yo me pregunto: estamos haciéndolo bien? Mi percepción es que debido a múltiples factores, y con ellos, esta modernidad que infravalora el paso de los años, lo viejo, contribuye de forma importante en que se normalice la presencia de malos tratos hacia NUESTROS MAYORES, NUESTROS SERES QUERIDOS. Se observa una DESHUMANIZACIÓN en el trabajo de auxiliares de geriatría en términos generales.
Buenos días compañer@: acabo de leer tu comentario y la verdad es que no me ha dejado indiferente. Todo lo que señalas despierta la sensibilidad de cualquiera, y realmente es intolerable. Puede que esa deshumanización de nuestra especie esté provocando esa tendencia hacia las labores de cuidado, pues son muchos los riesgos laborales que hay para las personas que cuidan, entre ellos el estrés y la quemazón, que han de ser oportunamente tratadas y atajadas. Para ello hace falta CONCIENCIA y COMPROMISO, o responsabilidad. Todo lo que has escrito suscita mi interés para continuar investigando en ello. Gracias por tu comentario. Me gustaría saber donde trabajas y cómo has llegado a tales conclusiones, pues quizá te podría hacer una entrevista para el blog, con tu experiencia directa. Un abrazo, te reitero mi gratitud. Inmaculada.
Un buen aporte a la intervención con adultos mayores .
licenciada quisiera ponerme en contacto .
Querida Yolita, digame su email y le escribo. Un saludo.
Buenas moches. Me ha encantado todo lo que acabo de leer. Llevaba mucho tiempo buscando informacion, que alguien me indicase quien podria ayudarme. Estoy en manos de abogados desde hace un tiempo sin poder solucionar nada. Me gustaria comentarle algo en privado. Muchas gracias.
Buenas Estrella. Si quieres déjame tu email y te escribo. Un abrazo y gracias por tu comentario.
estre.6163@gmail.com.
Creo que hay alguna errata, pues me devuelve el correo el servidor. Revisalo si puedes, por favor. Un saludo
estre.6163@gmail.com
Buenos días, comentarte que mi hermano y yo llevamos 4 años dando tumbos por instituciones públicas y privadas denunciando malos tratos » de manual» por parte de otro hermano hacia nuestra madre. La respuesta es siempre la misma: mientras no sea la maltratada la que pide ayuda o denuncie, no se puede hacer nada. Te envío mi correo por si pudieras darnos norte sobre algún protocolo de actuación a seguir que no desemboque en el mismo sitio.
Gracias anticipadas, necesitamos ayuda.
Buenas tardes. Si lo tienes a bien, especifica tu email y te escribo esta semana (aunque tú lo indicas al dejar el comentario, yo no puedo verlo).
Ahora estoy en un congreso, pero lo haré a mi vuelta. Un saludo. Inmaculada.
Mi email lo dejé en tu bloc, no sé muy bien cómo va ésto, pero te lo dejo por aquí también:
inmadiazgar@gmail.com. Un millón de gracias.
Inma, tienes un email en tu bandeja de entrada. Un abrazo.