“Había una vez un viejo maestro que decidió visitar junto a su discípulo la casa más pobre de la comarca, donde malvivía una familia con una sola posesión: una famélica vaca cuya escasa leche les proveía de insuficiente alimento, pero alimento al fin y al cabo. El padre, hospitalario, les invitó a pasar con ellos la noche.
Al día siguiente, muy temprano, el maestro le dijo a su discípulo: “Ha llegado la hora de la lección”. Y el maestro sacó una daga y degolló a la pobre vaca.
–¿Qué clase de lección deja a una familia sin nada? –se quejó el discípulo.
–Fin de la lección –fue la única respuesta.
Un año más tarde volvieron al pueblo y donde estaba la casucha destartalada encontraron una casa grande, limpia y bastante lujosa.
Vieron salir al padre de familia, que no sospechaba que el maestro y el discípulo habían sido los responsables de la muerte de su vaca, y les contó cómo el mismo día de su partida algún envidioso había degollado salvajemente al pobre animal…
–… esa vaca era nuestro sustento. Pero cuando vimos a la vaca muerta, supimos que estábamos en verdaderos apuros y que teníamos que reaccionar. Y lo hicimos. Decidimos limpiar el patio que hay detrás de la casa, conseguimos algunas semillas y sembramos patatas y algunas legumbres para alimentarnos. Muy pronto vimos que nuestra granja casera producía más de lo que necesitábamos, y así empezamos a vender. Con las ganancias compramos más semillas, y así hasta hoy mismo que he comprado la casa de enfrente para plantar más patatas y hortalizas y algo de…
Mientras el padre de familia seguía hablando, el discípulo se dio cuenta de que aquella vaca había sido la cadena que mantenía a toda la familia atada a una vida de conformismo y mediocridad.
Autor de la fábula: Camilo Cruz, Ph.D.
Fuente: http://www.uaca.ac.cr/bv/ebooks/administracion/6.pdf
Reflexión:
La historia de la vaca es la historia de la mediocridad.
Y si un día te quejas y el maestro llama a tu puerta… ¿Qué vaca encontrará?
Todos tenemos vacas de las que deshacernos de algún modo, bien sea en lo laboral, en lo personal o en lo sentimental… El elemento de reflexión aquí sería:
¿Cuál es la vaca que frena tu desarrollo o expansión?
Pueden ser tus pensamientos, tu pereza, tus excusas, tus dependencias, tu comodidad, el aferramiento a personas, situaciones o cosas que no te dejan avanzar en tu propósito de vida, en el despliegue de todo tu potencial.
Hoy puede ser un buen día para hacerse esta pregunta.
Y si no hay ninguna vaca, pues mejor… en ese caso es una buena oportunidad para leer una interesante fábula y compartirla con aquel o aquella que la necesite en este momento.
Por: Inmaculada Asensio Fernández
Ejercicio sencillo. No pude participar en firecto. Buena iniciativa Unal.
Gracias