Tengo un problema familiar insostenible. ¿Quién me ayuda?

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La familia Simpson al completo

Considero que es ingenuo pensar que los servicios sociales comunitarios o de atención primaria pueden proporcionar una sólida respuesta a la multitud de problemas graves por los que atraviesan las familias hoy día, al menos en Andalucía (desconozco el funcionamiento en el resto de comunidades autónomas). Y esto sucede, no porque los profesionales o los equipos descuiden su cometido, sino porque dada la dotación de personal y de recursos materiales con los que se cuenta (más bien escasos) no se puede atender de manera integral toda la demanda que se recibe, sino que se atiende lo inmediato y urgente, pero con todo tipo de precariedades y limitaciones, siendo la falta de tiempo y de profesionales la más notoria. Esto dificulta que se pueda demostrar la eficacia de las intervenciones profesionales para mejorar los problemas sociales por los que atraviesan las familias, así como facilita que se tache a los y las trabajadoras sociales de meras gestoras de recursos.

Los servicios sociales necesitan un impulso por parte de los poderes públicos, una mayor dotación económica, y extender su horario de atención a las mañanas y las tardes, pues hay multitud de situaciones que no se pueden atender ni investigar en horario de mañana *(por ejemplo valorar la atención y cuidados que recibe un menor en su entorno familiar, que en horario diurno está escolarizado, o una persona mayor que asiste a un centro de día de 9 a 15h, por citar algunos ejemplos). Las visitas a domicilio en horario diurno no permiten valorar -en todos los casos- la calidad de las relaciones y cómo se desenvuelven los miembros de esa familia en los horarios en los que realmente conviven.
Sin embargo esto es lo que tenemos: servicios sociales con poco personal, pocos medios materiales para abordar los problemas, y con un horario de atención de 08h a 15h.

Este es un punto ciego importante de los servicios sociales.

Dado que el éxito llama al éxito, cuanto más se pueda demostrar la eficacia y buenos resultados de los servicios sociales en la calidad de vida de las personas y familias, más se podrá luchar por una seria y comprometida financiación.

Hay familias que demandan ayuda a los servicios sociales para encauzar determinados problemas de desajuste personal y social, con graves implicaciones en la convivencia diaria y que emocionalmente desborda a quién los padece, hasta el punto de no encontrar salida.

¿Imagináis lo que tiene que ser encontrarse atrapado en un laberinto lleno de trampas y de zonas oscuras, por la que da miedo transitar y sin saber hacia donde dirigir el próximo paso?  – Pues esta es la sensación por la que atraviesan muchas familias azotadas por problemas o carencias serias, e incluso algunas de ellas viven ahí toda su vida… en el laberinto.

Y es que los problemas tienen una serie de particularidades para quién los padece, a saber:

  1. Generan estrés, que además se propaga como la pólvora sobre todas las personas que conviven y que de algún modo están afectadas por la situación problema. Ésto genera importantes bloqueos mentales que reducen la posibilidad de éxito ante los intentos desesperados por solucionar el problema, pues además el estrés es corrosivo a nivel emocional y físico: enferma.
  2. Al no encontrar salida, se genera una tensión en algunos casos insoportable, que obliga al individuo a realizar algún tipo de huida o de  adaptación a la desesperada, lo que puede generar la toma de decisiones no razonada sobre aspectos vitales en la marcha de la familia, algunas de ellas con consecuencias irreversibles (como por ejemplo las agresiones,  el consumo de tóxicos o incluso yendo más allá el suicidio).
  3. El tratar de resolver un problema una y otra vez sin encontrar resultados, genera un sentimiento de abatimiento y de *indefensión aprendida que de algún modo ancla los problemas, con el consiguiente dolor y perpetuación de los mismos, cobrándose las posibilidades de acceso a un futuro mejor de muchos de sus miembros. Una condena, vamos.

Más información sobre indefensión aprendida: https://inmaculadasol.com/2014/02/18/no-se-defenderme/

¿Y a mí quién me ayuda?

Dependiendo de la red de apoyo con la que cuente la persona o familia en cuestión, el impacto del problema será mayor o menor. Cuando el apoyo no es sólido o se carece de él, los problemas generan aún más disfuncionalidad y dificultades para esa familia o unidad de convivencia, con el consiguiente agravamiento de todos sus males.

Los servicios sociales comunitarios están ahí para brindar ayuda cuando las redes naturales de apoyo (familia) están desgastadas o no funcionan, pero la realidad es que la ayuda está muy categorizada o canalizada a través de las  leyes, programas y proyectos que marcan las líneas políticas prioritarias de actuación del momento en materia social, y en éstas pueden no encajar nuevas situaciones que surgen y que desbordan a las familias.

Unido a ello encontramos variadas situaciones en las que no se cuenta con el apoyo instrumental requerido para abordar casos complejos (como por ejemplo el apoyo de un profesional de la abogacía especializado en derecho de familia que pueda asesorar legalmente a un padre acerca de la toma de la custodia de sus hijos, en aquellos casos en los que es la madre natural la que no proporciona una atención adecuada a los mismos; o un profesional de la psicología efectivamente disponible, para abordar problemas conyugales que exceden a las meras discusiones domésticas de la convivencia, y que están poniendo en jaque a toda la familia de manera irremediable). Demostrar la viabilidad de ciertas posibilidades de mejora en una familia que por el momento han sido poco exploradas o comunes (como lo es que un padre pida la custodia de sus hijos por motivos graves), requiere de un asesoramiento específico y completo que no todo el mundo puede pagar.

Y si no puedo pagar, y si me dicen que no hay una respuesta clara para lo que estoy pidiendo ¿Cómo regreso a mi casa, donde tengo todos esos problemas que no sé cómo solucionar? Si verdaderamente se nos ha inculcado que pedir ayuda es un recurso ¿Cómo puedo hacer uso de él si no encuentro ningún tipo de respuesta articulada para tranquilizar mis angustias y quebraderos de cabeza?

Los y las trabajadoras sociales intentan atender todo lo que les llega, pero desde la integridad y la honestidad que ponen de relieve en su trabajo diario, no pueden comprometerse a dar un paso más largo que su pierna, lo que se traduce en que no pueden responder afirmativamente a todas las demandas de ayuda. Son muchas las veces que para atender lo básico y urgente hay que echar mano de lista de espera en muchos ayuntamientos.

Tras todo lo dicho y hablando en términos muy generales, se puede decir que con frecuencia somos «sostenedores» de situaciones penosas y dramáticas que escandalizarían a cualquier ciudadano de a pié que no tenga el peso de haber nacido en un entorno cuyas relaciones familiares hayan sido problemáticas, o con graves carencias afectivas o dificultades económicas o de salud, por citar sólo algunos ejemplos.

Por algo dice el refrán que «a perro flaco todo lo que se le pegan son pulgas«.

¿Cuál es mi sueño? 

Para ser realista en mis peticiones, me voy a centrar en tres aspectos:

  1. Que cada persona que se encuentre sufriendo un problema que no sabe cómo resolver, ni cómo enfrentar, pueda encontrar una respuesta firme y de apoyo por parte de los servicios sociales, pero sin peros ni rebajas. Una atención inmediata ante cualquier situación de crisis personal y o familiar.
  2. Que haya equipos multidisciplinares disponibles para todas las oficinas de servicios sociales comunitarios, esto es: profesionales del trabajo social, de la psicología, de la educación social y con perfiles de derecho, pues abundan los casos que requieren de un exhaustivo asesoramiento legal en materia de derecho de familia.
  3. Ampliar la cobertura de los servicios sociales a las tardes; esto es, que tengan dos turnos, de 08 a 15horas y de 15h a 22horas.

Lo que no se atiende se agrava, y donde originariamente había un problema fácilmente abordable con apoyo profesional, acaba derivando en una situación insostenible con secuelas para todos los miembros de una familia. Y luego decimos que los problemas se perpetúan de generación en generación, y es que lo que no se aborda no desaparece.

Inmaculada Asensio Fernández.

2 comentarios en “Tengo un problema familiar insostenible. ¿Quién me ayuda?

  1. Raquel Fuentes dijo:

    Fantástica entrada, como siempre. Gracias Inma por poner de manifiesto lo que sin duda pensamos todos los profesionales del Trabajo Social.

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