La corrupción comienza en una sola decisión: tu actitud ante la petición de pequeños favores

Maria Jose Olevarria

Ilustración de María José Olevarría. Tomada de: https://www.pinterest.cl/pin/537546905495952994/

El adecuado comportamiento moral comienza en cada uno de nosotros y de nosotras.

En los últimos años nos hemos acostumbrado a escuchar escándalos relacionados con la corrupción política y con el enchufismo, y la verdad es que cualquier persona enfurece fácilmente cuando se entera de que otra ha tenido acceso a determinados bienes y servicios por el sólo hecho de estar vinculado a través de lazos de afinidad, parentesco o interés…, a personas con cierta influencia o poder. Para más inri, muchas de las veces sin contar con los requisitos o méritos  necesarios.

¿Es la corrupción o el enchufismo un aspecto sólo achacable a determinadas clases políticas o al poder?, ¿cuál es el primer paso para desarrollar comportamientos corruptos?

Para abrir una ventana al conocimiento, voy a compartir con mis lectores que desde que trabajo en la Administración Pública -como trabajadora social- en más de una ocasión me han localizado personas conocidas o amistades de amistades (…) para preguntarme si puedo hacer algo por resolver cuanto antes el expediente o la ayuda de su familiar, dada la situación de estrés que están atravesando. En esos momentos, yo explico que hay un procedimiento y, en su caso, una lista de espera para acceder a los recursos. Tras escucharme, ni cortos ni perezosos, han llegado a insinuarme abiertamente que intente hacer algo para que se resuelva cuanto antes. Cuando me piden esto siento mucho fastidio y enfado, pues entiendo lo desagradable que es recibir presiones externas de este tipo.

Hay veces que incluso acuden comentando que son amigos o amigas de tal o cual Jefatura, o que conocen a tal o cual responsable político, y a mi me dan ganas de contestarles, ¿para qué me proporciona a mi esta información? Es curioso porque es mi caso soy técnico, pero no quiero ni imaginar las presiones que llegarán a sufrir las personas que ostentan puestos de mayor responsabilidad.

En estos casos siempre pregunto:

– ¿A qué se refiere, me está preguntando si puedo hacer algo o hablar con algún responsable para que a usted se le atienda antes?,¿para saltarnos en su caso la lista de espera? Esto no se puede hacer.

Mi respuesta es no, y siempre me veo en la obligación de añadir algún comentario del tipo: entiendo la situación de desesperación que estás atravesando, pero la lista de espera es la que es, y no se puede hacer nada.

Hay personas que entienden perfectamente el comentario y no insisten, incluso les da vergüenza haberlo comentado y se percibe en sus disculpas; pero hay otras personas que se enfadan y se arrogan en una postura de ofensa, como si su problema en todo este asunto fuera mi oposición a esta práctica injusta…, como si no estuviera en mi ánimo comprender su situación familiar o social, o el estatus profesional que compartimos -en el caso de colegas profesionales de esta u otra Administración-.

Lo siento, yo no puedo hacer nada. Hay una lista de espera y todas las personas que están en ella tienen circunstancias particulares que apremian su acceso al recurso de ayuda, y no sería justo saltarse esa lista de espera. Por tanto: ni puedo, ni quiero hacer algo así.

Agradezco que no me pongan en el compromiso de preguntarme estas cosas, pues ciertamente es desagradable y me hace descreer de los valores de las personas y de la sociedad.

No obstante lo dicho, no podría afirmar yo que sea fácil priorizar unos casos sobre otros, pues el procedimiento administrativo no es flexible en este sentido, y la trazabilidad del recorrido que han tomado los exptes. se puede obtener fácilmente (en el caso de que se tenga conocimiento de que una persona ha obtenido una ayuda o recurso antes que otra) y esto facilita que se puedan denunciar estas situaciones (por ejemplo ante el Defensor del Pueblo), pues se puede demostrar aportando los datos del caso en cuestión sobre el que existe la sospecha de que ha sido favorecido sobre el resto. La trazabilidad del procedimiento está precisamente para garantizar la justicia social y la transparencia, es decir, la calidad de la atención en términos de igualdad de acceso y equitativa distribución de los recursos. Pero claro, esto tiene que denunciarse por escrito.

A mi, particularmente, lo que más me preocupa es vivir en un sistema cultural de valores que critica duramente la corrupción y el enchufismo y que luego no se le oscurece nada -como reza el dicho popular- para pedir a otras personas que violen el Sistema, las normas y el orden de prelación para el acceso a determinadas ayudas, recursos, bienes o servicios.

Las personas debemos hacernos conscientes, tanto como las figuras de liderazgo político, acerca de la importancia que tiene el mantener unos criterios objetivos para no perder el sentido de la justicia social, y de la propia legitimidad personal y profesional.

Sin darnos cuenta, entre todos y todas contribuimos al saneamiento del Sistema, a su dirección, a través de nuestro comportamiento y actitud.

Inmaculada Asensio Fernández.

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