Intervención social ante situaciones de extrema suciedad en una vivienda urbana

Imagen tomada de: https://afinquia.es/un-vecino-con-sindrome-de-diogenes-en-la-comunidad-de-vecinos-como-gestionarlo/

La vivienda es un bien básico para garantizar la calidad de vida de cualquier persona, grupo o familia, ya que los seres humanos necesitan un espacio propio en el que desenvolverse para llevar a cabo las principales funciones básicas de la vida diaria…, como descansar, preparar los alimentos y comer, asearse, convalecer, realizar las necesidades fisiológicas, convivir con otros, etc.

Cuando las personas carecen de vivienda se ven forzadas a depender de otras personas, en el mejor de los casos, para vivir en unas condiciones mínimamente aceptables. Otras veces, sin embargo, ante la falta de apoyo familiar y/ o social, pueden verse abocadas a vivir en la calle, con una importante reducción de su calidad de vida, y de los años posibles de vida, ya que está demostrado que vivir a la intemperie expone a una persona a todo tipo de riesgos y padecimientos que acortan su esperanza de vida más de 20 años.

La vivienda, pues, se configura como un refugio imprescindible para mantener una vida lo suficientemente ordenada para desarrollar las funciones vitales propias de nuestra especie, y para evitar situaciones de acelerado deterioro personal y social… ya que revertir un proceso de exclusión conlleva mucho esfuerzo y trabajo, y pocas veces se consiguen los objetivos deseados, ya que, por otro lado, los recursos son escasos.

Además, en todos o casi todos los municipios españoles se conocen situaciones de personas que, aun teniendo una vivienda en la que residir, esta carece de unas condiciones mínimamente aceptables para que un ser humano –poco exigente-  pueda desarrollarse con salud y con un proyecto de vida medianamente saludable y auto-protector.

Las infraviviendas existen, y en muchas ocasiones están integradas en barrios, e incluso en bloques normalizados de vecinos, no sólo en zonas de especial necesidad de transformación social (marginales).

Recientemente he realizado una visita a domicilio a un señor de algo más de 60 años que vive en unas condiciones verdaderamente inaceptables. La vivienda está llena de basura y suciedad por todas partes, y este señor duerme en el suelo, sobre un colchón negro y todo tipo de vectores desplazándose de aquí para allá…, más un cuarto de baño cuyo inodoro está hasta arriba de excrementos secos, todo cubierto por una capa negra de suciedad y basura. Parece que esta persona presenta algún tipo de trastorno mental, no tiene apoyo familiar alguno, su estilo de vida ha sido – y es- muy poco saludable (consumo de alcohol), y suele pasar muchas horas vagando por las calles. Su situación económica es igualmente precaria, poco más de 400 euros mensuales, y no tiene capacidad de autocuidado, tanto por sus problemas de salud, como, sobre todo, por sus problemas sociales.

Esta persona presenta unos condicionantes socio-familiares tan graves, que influyen en su estado de salud, y están acelerando y agravando su situación de dependencia para realizar las actividades más básicas, aunque aún se podría trabajar su autonomía para vivir en su entorno, pero no en esas terribles condiciones.

Cuando llegué a esa vivienda, pedí permiso a la persona para visitar todos los rincones de la misma. El olor era nauseabundo, despertaba fácilmente la emoción del asco, porque todo estaba patológicamente sucio. Sin embargo, me dije a mi misma que si quería tomar conciencia de cómo era la vida de esta persona en su día a día, no podía quedarme con una instantánea inicial desde la puerta (que ya hablaba por sí sola), sino que tenía la obligación deontológica de traspasar el umbral y penetrar en su mundo…, en su realidad…, en su rutina: vista a través del dormitorio, la cocina, el cuarto de baño… Y una vez visitado todo, tuve en mis manos todas las piezas del puzzle de la vida de esta persona.

En estos casos, para poder realizar una intervención en el entorno que trate de mejorar la calidad de vida de esta persona (desde el punto de vida sanitario, social y relacional), es necesario iniciar intervención con una limpieza de choque por niveles:

En primer lugar, vaciar la vivienda de objetos inservibles y basuras.

Y, en segundo lugar, proceder a la limpieza y a la desinfección de todo el inmueble.

Sin llevar a cabo esta primera actividad, no se puede avanzar en ninguna dirección profesional, desde el punto de vista social y clínico. Por tanto, posteriormente a esta limpieza de choque que permita a la persona reconectar con su dignidad, se puede poner en marcha un protocolo de actuación para trabajar en la línea de garantizar la conservación de unas mínimas condiciones de vida digna en su entorno, quizá con el apoyo de un servicio de ayuda a domicilio, según sea el caso.

En situaciones tan complejas como esta, donde se da una atomización de problemas socio-sanitarios, puede ser muy útil establecer un sistema de coordinación entre los servicios sociales comunitarios, el equipo básico de atención primaria del centro de salud de su zona, y, en casos como este donde parece existir patología mental, también con la unidad de salud mental comunitaria correspondiente.

Si todos estos servicios públicos trabajan en estrecha coordinación, remando a una y en la misma dirección, esta persona tendrá posibilidades, muy reales y palpables, de recuperar un proyecto de vida personal y social bastante digno y aceptable, lo que conocemos con la palabra de «normalizado».

El marco legal básico con el que contamos en España para proceder a una limpieza de choque en un domicilio de estas características, se fundamenta en los siguientes preceptos:

-La Constitución Española de 1978 indica en su artículo 43 que “se reconoce el derecho a la protección de la salud” y que es competencia de los poderes públicos “organizar y tutelar la salud pública” a través de las medidas preventivas, las prestaciones y los servicios que sean necesarios.

-Por su parte, la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local recoge en su artículo 25 las competencias de los municipios, entre las que cita textualmente la “protección de la salubridad pública” (art. 25.2.j).

No cabe duda, por tanto, de que las competencias para realizar este tipo de labores de vaciado, limpieza y desinfección corresponden al municipio, a través de los servicios sociales comunitarios.

No debería existir retraso alguno para poner en marcha este tipo de limpiezas de choque, pero muchas veces la realidad supera la ficción, y te topas con situaciones archiconocidas por parte de un buen número de profesionales que tocan en determinados momentos la vida de esas personas, en las que no se han llevado a cabo estas acciones tan básicas para garantizar la salubridad de todo un bloque de vecinos. Hay que tener claro que, aunque sólo haya una vivienda así en todo un edificio, las consecuencias se hacen notar para todo el vecindario (mal olor, presencia de plagas de cucarachas y ratones/ratas… entre otras inconveniencias).

En ocasiones, la excusa para no llevar a cabo este tipo de limpiezas es que la vivienda carece de suministros básicos, por tanto, ante la ausencia de tomas de agua se deshecha la opción del vaciado, limpieza y desinfección. En el desarrollo de mi carrera profesional he escuchado a personas gestoras de recursos públicos decir: –pues si no tiene agua corriente, como mucho se puede vaciar la vivienda, pero poco más.  Sin embargo, todos sabemos que sin estas tres operaciones (vaciado, limpieza y desinfección) una vivienda de este tipo no adquiere el matiz de la dignidad para residir en ella.

Cada vez que tengas dudas sobre a quién corresponde realizar una limpieza de choque, recurre a la Ley de Bases de Régimen Local, pues lo expone clarito:

La protección de la salubridad pública es competencia de los municipios.

Sobre este tema no debería existir controversia ni discusión, sino que se debería proceder como corresponde nada más conocer la existencia de un caso de este tipo, y por parte de una empresa de limpieza especializada, y perfectamente equipada para este tipo de servicio tan desagradable y necesario.

No dudes nunca, como trabajadora o trabajador social, sobre cuál es tu competencia en un caso de estas características. Por favor, haz lo posible por mejorar la calidad de vida de estas personas, y ampara tus propuestas de intervención en las normas de referencia.

BSO de esta entrada de blog: Casas de cartón

Inmaculada Asensio Fernández.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s